Dina Boluarte ha dicho dos cosas que muestran que ella quiere entronizarse en palacio y gobernar como una dictadora sanguinaria. Por un lado, sostiene que “el tema de adelanto está cerrado, seguiremos trabajando (..) hasta el 2026, y descarto un adelanto de elecciones”. Esto implica que todos sus llamados a que haya comicios generales previos (como en el 2024) ya han sido tirados a la basura. Solo fueron concesiones desesperadas hechas ante masas descontentas. Hoy, ella cree que puede seguir en palacio pese a que es la primera persona en la historia nacional que cumple 6 meses en la presidencia teniendo a un 80% de los encuestados en su contra.
Sin pueblo, sin partido y sin bancada, ella solo puede sobrevivir con fuerte represión.
A 6 meses de la masacre de Ayacucho, Boluarte ha amenazado con más asesinatos de manifestantes: “Desde diciembre hasta febrero hemos estado como bomberos, apagando casi 500 manifestaciones violentas. Ahora mismo hago un llamado a estas personas que nuevamente están anunciando la tercera Toma de Lima: ¿Cuántas muertes más quieren?”
Claramente, ella está alertando a los que impulsan las marchas a que se preparen para nuevas balaceras.
El derecho a la protesta es uno constitucional y democrático. Francia acaba de tener 2,5 millones de trabajadores marchando contra el Gobierno, pero allí no ha habido muertos. En cambio, en Perú, Boluarte no cree en la democracia y no ha llegado a la presidencia de manera democrática. Tanto ella, como su Premier Otárola y el alcalde de Lima López Otárola han dicho que no van a permitir marchas de los provincianos hacia la capital.
Un grupo que ha llegado al poder sin pasar por las urnas quieren gobernar al país a punta de armas. Tenemos “una democracia que no es democracia” donde los poderes ejecutivo y legislativo son tan antipopulares que han perdido toda legitimidad y que, cualquier intento por seguir manteniéndolos más, va a generar más inestabilidad y mortandad.
Mientras más Dina quiera perpetuarse en el poder y recurrir a la represión, más ha de trabajar para que el pueblo irrumpa hasta lograrla tumbar.
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