Continúa la tendencia al alza en el apetito de los inversores sobre la deuda en España, aunque los intereses, en media, han bajado respecto a la última subasta realizada en estos mismos tramos.
El tipo de interés en las letras a nueve meses ha caído desde el 3,81% de la última subasta hasta el 3,70% actual, lo que ha provocado una leve inversión en la curva dado que ha superado a la rentabilidad de las letras a 12 meses, mientras que la emisión a tres meses sube ligeramente hasta alcanzar un interés del 3,531%. El apetito sin embargo va en aumento y la demanda ha sido muy elevada, dejando sin adjudicarse gran parte de las solicitudes de los inversores, principalmente de las letras a 3 meses.
Creemos que el atractivo por parte de los inversores seguirá existiendo debido a las pocas alternativas financieras. En estos momentos los depósitos carecen de sentido dado que ni siquiera consiguen en muchos casos ganar a la inflación, mientras que los fondos de inversión más conservadores tienen la desventaja de los costes de compra, venta y mantenimiento, además de no tener un vencimiento y cupón definido.
Entonces, ¿es un buen momento para comprar deuda o por el contrario deberíamos esperar?
Tras establecer nueve subidas de manera consecutiva en los tipos de interés, la próxima reunión del BCE será clave para los mercados. No hay una posición clara sobre su próximo movimiento y hay mucha indecisión en el seno del organismo, entre subir una vez más los tipos de interés o dejarlos como están, para lo que habrá que analizar cuidadosamente los próximos datos económicos.
En estos momentos parece que la inflación se desacelera y que sectores clave para la economía como el bancario o el inmobiliario están notando una caída en sus ingresos derivado de una caída en la solicitud de hipotecas o créditos al consumo. Además, la economía se resiente y la divisa sube perjudicando a compañías y países exportadores. Sin embargo, las últimas subidas en las materias primas, lideradas por las alzas del petróleo y el gas natural, empezarán a notarse en aumento en las próximas revisiones cuando además tengamos las consecuencias comparativas del efecto base.
Dadas esas previsiones y el objetivo principal del organismo presidido por Christine Lagarde, creemos que se adelantarán a estos datos subiendo una última vez las tasas en su reunión de septiembre.
En el corto plazo debería de incrementar los intereses por tanto de la deuda y favorecer su atractivo a los nuevos inversores. Una vez que el mercado reaccione a las consecuencias del endurecimiento de política monetaria actual, consideramos que los mercados de renta variable podrían corregir derivando en mayores entradas de capital en activos refugio como la renta fija, lo que empujará la rentabilidad a la baja y lo que permitiría puntos de entrada muy atractivos para incrementar la duración de las carteras con bonos a mayor plazo.
Si al comienzo del año la situación económica se debilita y se necesitan bajar tasas podríamos reinvertir el interés y principal de las letras a corto plazo para incorporar algo más de duración en nuestras carteras a un mayor plazo.
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