Cada vez existe una mayor evidencia sobre los efectos del sistema endocrino de la vitamina D (SEVD) en los pacientes con dolor crónico. Si bien el SEVD es ampliamente conocido por desempeñar funciones fundamentales a nivel del metabolismo óseo, diversas investigaciones han reflejado el gran impacto negativo que la deficiencia de vitamina D podría tener en los pacientes con dolor crónico, por su acción en tejidos como el sistema nervioso central, el sistema endocrino, el sistema inmune, la producción de citoquinas antinflamatorias y la protección frente a enfermedades autoinmunes o inflamatorias, entre otros.
En la actualidad, cerca del 26% de la población española sufre dolor crónico. “Los efectos beneficiosos que ha demostrado la vitamina D a nivel del sistema nervioso central (SNC), junto con su potencial antinflamatorio, plantean su importante papel en el abordaje del dolor y esto es clave porque, al contrario que otras enfermedades crónicas, el dolor anula al individuo en todas sus facetas, al reducir al mínimo tanto su calidad de vida, como su vida social, laboral y familiar”, explica el Dr. Luis Miguel Torres Morera, jefe de Servicio de Anestesia-Reanimación y Tratamiento del Dolor, y director de Departamento de Cirugía en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz, además de presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR).
En el caso de la vitamina D, existe evidencia de su papel en la nocicepción (percepción consciente del dolor), en su posible beneficio en el control del dolor de diversa índole, así como sobre sus propiedades antinflamatorias, que pueden alterar la sensibilidad al dolor periférico. Otros estudios reflejan que tanto presentar deficiencia de 25-hidroxivitamina D (marcador de referencia: vitamina D < 50 nmol/l) como el grado de dicha deficiencia guardan relación con el grado de sensibilidad al dolor. Así, el uso de vitamina D en dolor crónico está avalado por recientes publicaciones donde se demuestra un descenso significativamente mayor del dolor en los grupos con suplementación de vitamina D frente a placebo, tanto en patologías con dolor generalizado no específico como en dolor localizado.
Vitamina D y diferentes tipos de dolor
En palabras del presidente de SEMDOR: “Los efectos beneficiosos de la vitamina D se han visto en numerosos estudios y en diversos tipos de dolor, como dolor crónico generalizado, dolor de espalda, dolor por artritis reumatoide, dolor de cabeza, migraña, dolor por osteoartritis, otros tipos de dolores musculoesqueléticos o neuropatía diabética periférica, entre otros. Podemos decir, por tanto, que en pacientes con deficiencia de vitamina D podría ser beneficioso normalizar sus niveles en sangre mediante la suplementación, siendo estos beneficios la reducción del dolor y la posible mejora funcional”.
Trabajos recientes han mostrado una asociación entre el déficit de vitamina D y dolor de espalda con mayor correlación en mujeres jóvenes y en aquellos con niveles de deficiencia de vitamina D; además, el dolor de espalda era más severo y significativamente más probable en pacientes con deficiencia o concentraciones bajas de vitamina D y esta asociación fue especialmente clara en menores de 60 años.
En fibromialgia, el mecanismo de acción de la vitamina D es uno de los más estudiados, y se sabe que las vías de dolor asociadas a los cambios corticales, inmunológicos, hormonales y neuronales en el dolor crónico están potencialmente influenciadas por los niveles de esta hormona. Existe también evidencia del posible rol de la vitamina D en otros tipos de dolor, sobre todo relacionado con patologías reumatológicas10. En el caso de la osteoartritis, existe abundante evidencia del beneficio de la vitamina D a nivel musculoesquelético, así como de la importancia de mantener unos niveles suficientes de 25-hidroxivitamina D en sangre por su efecto en la reducción del dolor y en la mejoría de la funcionalidad o de la reducción de progresión de la enfermedad.
Diversos estudios y revisiones también establecen el posible beneficio de niveles óptimos de vitamina D en migraña y dolor de cabeza. Algunos estudios observacionales han establecido una relación inversa entre los niveles de vitamina D y los dolores de cabeza (tanto migraña como dolor de cabeza de tipo tensional). Finalmente, también existen evidencias del potencial beneficio de la vitamina D en pacientes con dolor crónico generalizado, que incluye una patología muy heterogénea y de difícil tratamiento.
“Considerando este posible beneficio de la vitamina D y su excelente margen de seguridad, se puede sugerir que la suplementación con vitamina D podría añadirse al tratamiento terapéutico estándar de dolor”, concluye el Dr. Torres.
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