El curso político dio su pistoletazo de salida el pasado lunes cuando Yolanda Díaz, lideresa de Sumar y Vicepresidenta del Gobierno viajó hasta Bruselas para entrevistarse con Puigdemont enfrentándose a las protestas de la derecha extrema y la extrema derecha. PP, VOX y seguro que también algunos políticos del PSOE siguen considerando a Carles Puigdemont un prófugo, un delincuente de la peor especie que debía estar encerrado en el más andrajoso de los penales españoles. Las dos derechas, que al final son la misma, al llamar prófugo a Puigdemont olvidan que están hablando de un político al que han reconocido como parlamentario la Junta Electoral Central y las autoridades de la Unión Europea, las derechas y su prensa “amiga” le tachan de “prófugo” olvidando interesadamente que el europarlamentario catalán se ha presentado ante la justicia belga, alemana e italiana y siempre ha salido indemne. Naturalmente no se presenta ante la interesada Justicia española porque unir justicia y española suele ser un gran oxímoron, tanto como cuando Unamuno daba este calificativo al diario El Pensamiento Navarro.
La visita de la Vicepresidenta del Gobierno español a Puigdemont, acompañada de Jaume Asens, no fue una visita de cortesía. La reunión con Puigdemont y Toni Comín duró tres horas, en las que tuvieron tiempo para hablar de muchos temas, entre ellos los que Junts considera imprescindibles para dar su voto favorable a la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. Que una Vicepresidenta del Gobierno, aunque desde el Gobierno afirman que lo hizo como cabeza visible de Sumar, tenga una reunión con el “fugado” por antonomasia, ha abierto la puerta de JUNTS a la política abandonando el NO a todo para pasar a hacer política, al diálogo.
Esta visita fue el aperitivo de lo que vendría al día siguiente cuando Puigdemont, desde los salones de un hotel de Bruselas, acompañado por la plana mayor de JUNTS y la presencia de destacados miembros de ERC y la CUP, durante veinticinco minutos expuso, con un discurso de estadista, las demandas de su partido para poder votar afirmativamente la posible investidura de Pedro Sánchez. Puigdemont, pese a no estar en los órganos de dirección del partido, ha tomado las riendas de JUNTS y ha decidido que ha llegado la hora de hacer política, dialogar y, si las condiciones son las idóneas, llegar a pactos, todo lo contrario que hasta ahora ha venido haciendo una parte de “juntaires” más dedicados a “vender” ilusiones a sus fieles que a intentar solucionar los problemas más acuciantes que cada día sufren los ciudadanos de Catalunya. Bienvenidos sean al diálogo los que tanto han criticado a ERC por llevarlo a cabo contra viento, marea y “hooligans” del “no surrender”, del ni un paso atrás ni para tomar fuerzas.
En su discurso Puigdemont marcó claramente los puntos necesarios para iniciar una negociación, apeló a los dos principales partidos españoles para, entre todos, llegar a un acuerdo histórico que solucione el llamado “problema catalán”. Catalunya está preparada para iniciar este diálogo, lo que no sé es si España lo está. Son muchos siglos, desde el 11 de Septiembre de 1714, afirmó Puigdemont, que desde el centralismo jacobino borbónico, la dictadura franquista y el “régimen del 78” se viene atacando a Catalunya, desde el Decreto de Nueva Planta a los gritos de “a por ellos” a las puertas de los cuarteles, pasando por la aplicación del art. 155 de la Constitución para derrocar, destituir y perseguir al Gobierno legítimo, elegido en las urnas, de Catalunya.
Y como llueve sobre mojado y muchos catalanes ya están hartos de los incumplimientos de los compromisos adquiridos por el Gobierno central Puigdemont, en su discurso puso negro sobre blanco las condiciones necesarias para poder comenzar una negociación que pueda convencerle para votar favorablemente a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno del Reino de España. Estas condiciones son 1.- Reconocimiento y respeto a la legitimidad democrática del independentismo. No es posible que el independentismo sea tildado de terrorismo, ni que los independentistas sean espiados, impunemente, por el CNI, ni que la policía española infiltre sus agentes en entidades sociales catalanas. 2,- Abandono completo y efectivo de la vía judicial contra el independentismo y los independentistas. Esto sería efectivo mediante la aprobación de una Amnistía para todos los procesados por causas derivadas del “procés”, en la aplicación de este punto tienen mucha importancia las actuaciones de la Fiscalía del Estado y la Abogacía del Estado, ambos organismos dependientes del Gobierno. 3.-Un mecanismo de mediación y verificación. El independentismo no se fía de la palabra y el cumplimiento del Gobierno español que, en muchas ocasiones. deja sin cumplir compromisos adquiridos con Catalunya. 4.- Fijar como únicos límites los definidos por los acuerdos y tratados internacionales.
Ahora tienen la pelota en el tejado de Moncloa, las demandas de Puigdemont, todas ellas se pueden hacer efectivas dentro de la legalidad vigente. Pedro Sánchez tiene la llave para abrir la puerta a una negociación que le pueda llevar de nuevo a presidir el banco azul del Gobierno. Parece que hay partido, de lo contrario en Enero las urnas nos llamarían nuevamente, y los resultados son inciertos. Una victoria de la derecha extrema con el apoyo del fascismo podría llegar a Moncloa, y ya sabemos cómo están gobernando en las Autonomías y Ayuntamientos, con mano dura contra los demócratas y los derechos fundamentales, llenos de xenofobia y odio contra el diferente, amparados en banderas anticonstitucionales, borrando de un plumazo todo vestigio de la lengua de aquellos lugares donde otras conviven sin problemas con el castellano. Repito las palabras de Gemma Nierga cuando al final de una manifestación por la muerte de Ernest Lluch se dirigió a los políticos y les espetó “ustedes que pueden, siéntense y hablen”. Sánchez, hable con los independentistas porqué todo lo que ayer expuso el president Puigdemont es lícito, necesario y realizable por el bien de España y de Catalunya.
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