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Anclajes perniciosos

Los mejores impulsos y cujalidades han de mirar hacia delante
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 15 de septiembre de 2023, 10:35 h (CET)

No es infrecuente encontrarnos con personas que alardean de una determinada fijación en torno a sus convicciones o maneras de actuar. Si esa postura está basada en serios razonamientos pueden albergar un buen talante e incluso tratarse de la mejor solución. Sin embargo, los ambientes evolucionan y las circunstancias se mantienen en una constante efervescencia. De donde, eso de ser de una pieza y mantener incólume el mismo pronunciamiento a lo largo de los años, plantea serias dudas sobre buena valoración. No es fácil concretar las dimensiones de una determinada IDENTIDAD, ni tan siquiera para uno mismo; somos propensos a crearnos esquemas no siempre fiables del todo.


La culminación de las actividades propias no suele alcanzarse durante las fases de nuestra estancia en este mundo, siempre estamos de tránsito, a punto de entrar en las fases nuevas. No obstante, las trabajosas actividades cotidianas tienden a provocarnos la actitud pasiva de un cierto descanso después de la consecución de un logro significativo; con el consiguiente peligro de una interrupción creativa, de pararse antes de tiempo. El camino siempre permanece abierto, cada obra alcanzada no pasa de ser el PRIMER paso de cara a la siguiente tarea; el carácter ilusionante de los nuevos retos, las necesidades también, resultan cruciales para el mantenimiento de la vitalidad personal.


No podemos negar la indudable comodidad de estar sometidos a unos determinados protocolos o conductas muy recortadas. Siendo real esta tesitura de actuaciones programadas hasta el mínimo detalle, no se aprecia mucha congruencia con la realidad de la vida, plena de sorpresas, dificultades imprevistas, ignorancias y fantasías. Si bien podemos optar por la mediocridad rutinaria, su carácter pernicioso queda patente con la mera confrontación ante la otra posibilidad; me refiero a la intuición creativa, esmero en el aprendizaje, búsqueda de la mayor belleza estética y cualitativa, con el anhelo por acercarnos a las esencias. Es decir, esa OBRA de ARTE latente en el discurso cotidiano de tan amplias resonancias.


A estas alturas de la película existencial, para las preguntas de gran calado no disponemos de respuestas contundentes; nos guiamos de intuiciones para cobijar las sensibilidades, sin resolver las angustiosas incógnitas. Da igual la elección de posiciones creyentes o materialistas, nos apoyamos sobre bases oscilantes. No resulta nada beneficioso apuntalarse sobre bases rígidas inexistentes. Una postura férrea o determinados hábitos inamovibles, apenas serán un BALUARTE residual, si no damos un paso al frente tratando de dar sentido a las actuaciones cotidianas. La fijación inoportuna sólo conduce al descrédito progresivo, de fácil comprobación entre los comportamientos sociales.

Detrás de la titulación de los citados baluartes, los hallazgos serán meras reliquias; aunque fueran de un valor excelente, no justifican las realizaciones posteriores de sus practicantes. La ACTUALIZACIÓN de sus contenidos marcará la pauta, siempre con el protagonismo irrenunciable de los nuevos actores. Las tergiversaciones doctrinarias de ateos o creyentes, los abusos sobre terceras personas, la simple fantasía interpretativa, el falseamiento de las expresiones y en especial los comportamientos incongruentes; desactivan los posibles valores inherentes a las grandes nociones. Los rasgos evolutivos han de ser coherentes, capaces de enlazar los pensamientos y las actuaciones de manera inteligente.


Es verdaderamente escandalosa la cifra de personas masacradas en aras de determinadas ideas fijadas de antemano por supuestos conocedores de la realidad; constituyen la demostración rotunda de las mentalidades perversas vestidas de ropajes hechos a su gusto. Con las mismas carencias de los demás, se aprovechan de las posiciones de fuerza. Si prestamos una mínima atención a esos conceptos grandilocuentes de diferentes PATRIAS; el balance no puede ser más desalentador. La sangre corrió con sufrimientos intempestivos de gran parte de la Población; con la notable evidencia del rumbo de los beneficios. Terrorismos, xenofobias, corrupciones y manipulaciones, enredan estas maquinaciones.


No tenemos mucha fortuna en eso de mantener una mínima coherencia de las actuaciones con respecto a los mejores pensamientos. Los dichos plantean maravillas, mientras los hechos se desparraman por torrenteras abruptas. Semejante distorsión nos aboca a despropósitos poco acordes con personas inteligentes. Lo apreciamos muy bien en la práctica de las diferentes PROFESIONES. La exigente formación previa, la deseada excelencia de su desarrollo en las aplicaciones diarias, con el consiguiente reconocimiento social, cuando se desparraman en una desidia mediocre; quedan fijadas en ciertas definiciones desprovistas de su sentido inicial. Se interrumpe la proyección de sus perspectivas fascinantes.


Los anclajes pueden ser muy sectarios, cada uno es capaz de fijarse en sus propias elucubraciones; se fraguan en territorios inaccesibles para el conjunto de ciudadanos, dada la intimidad de sus querencias. Son bien notorios quienes se adhieren como lapas a su ubicación geográfica como principal argumento. Otros reducen el amor o el sexo a simples niveles hormonales. El culto al cuerpo puede desdeñar factores incorpóreos. Las visiones universales tienden a posponer las vivencias particulares. Se practican numerosas ADHERENCIAS, que en la mayoría de las ocasiones resultan perjudiciales, nos privan de la colaboración con otras fuentes existenciales, ciegan los manantiales de posibles enriquecimientos personales.


Con toda la serie de anclajes, terminamos asumiendo un doble efecto en la convivencia comunitaria, de consecuencias imprevisibles. Es peligrosa la tendencia excluyente de cualquier idea alejada del pensamiento propio; configura un desprecio improcedente dedicado a las demás realidades. Se agrava el asunto por la ausencia de criterios razonables para poder ser utilizados por el conjunto de la ciudadanía. Con semejantes actitudes resultará prácticamente imposibles despegarnos de la CONFUSIÓN. Los hechos levantan un intenso clamor reivindicativo, los enlaces de las variadas opciones se vislumbran como imprescindibles. La palabrería nunca logrará la suplantación de las acuciantes realidades.


Anclados en el DESIERTO de diferentes localizaciones, ejercemos de verdaderos miembros mutilados. De poco servirán los lamentos a la vista de las penalidades ocasionadas. Es una pretensión excesiva esa de pretender cultivos florecientes, prestando cada vez menos atención a las condiciones naturales, con el abandono descarado de las labores necesarias.


Desde las posiciones de mayor intimidad, a las involucradas a fondo con la sociedad, el dinamismo incesante domina las situaciones. La detención sólo provoca el deterioro progresivo. Los apoyos más consistentes tienen su justificación como sustentadores de los sucesivos IMPULSOS, verdaderos artífices de la realidad existencial adaptada a las cualidades personales.

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