Fueron trece, decididos, firmes, tenían un salmo grabado en la frente: Fuego. El que los comandaba había sido crucificado por Occidente: habían subido a los maderos cruzados a su mujer, a sus hijos, a él en la calle bajo los cuervos voraces del frío, apartándolos los negros centuriones de su vivienda.
Su Dios era la Libertad, avanzaban con antorchas. Cada uno de sus apóstoles había sido bautizado con las aguas del crimen social. Pablo vio hundirse bajo el mar del capitalismo su humilde carpintería, Simón el cananeo no encontraba oficio por toda Roma y sus hijos lloraban como estrellas olvidadas por todos los ojos en la noche, Santiago el Mayor fue llevado a presidio dos años por protestar por la retirada de los panes de las manos de los niños, las mujeres y los ancianos.
Y les acompañaban cientos, millares, que atendían a ese nuevo credo: el pan robado de las manos inocentes se vuelve a robar a las manos ladronas.
Todos los pájaros del mundo fueron liberados
El incendio fue grande. Inmenso, llegó muy alto en el cielo en esa noche.
Los libertos salían de entre el fuego con coronas de oro, joyas carísimas, ropas tejidas con hilo de sol, los niños los ayudaban con firmeza, seguros de sus progenitores, de su acto bueno, del acto bueno del pueblo en que habían nacido.
Ni siquiera el cielo tuvo tiempo de generar nubes negras y configurar la lluvia, esa ciudad maldita de riqueza inmovilizada ardió por completo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy.
Llegaron con todas las joyas a las orillas del mar, revuelto, amaneciente, bellísimo, comenzaron a cantar canciones, sones antiguos, todo parecía tan puro como un campo, ya no eran hombres mujeres y niños, sino playa mar horizontes y el que los comandaba les habló: Yo no soy ningún líder, sólo fui vuestra voz dormida, que hablé. Nacisteis libres.
Entró lentamente en la orilla y anduvo sobre las aguas, el sol se levantó muy alto.
------------------------ (Poema del libro "Camino/The Path", Ediciones Hispanoamericanas, publicación bilingüe, español/inglés)
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