Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Este dicho no es totalmente cierto, pues la Historia demuestra que la Humanidad ha caído más de una vez en las mismas hondonadas en las se había hundido antes.
No tenemos nada más que pensar en la cantidad de guerras que han padecido los seres humanos, desde que lograron la capacidad de pensamiento, para saber que en ese escollo vuelven a estrellarse una y otra vez como si un nefasto e implacable Hado los impulsara irremediablemente a ello.
Sin mencionar otros tipos de conflictos bélicos que han sucedido recientemente y no dejan de ocurrir, deberemos recordar las dos grandes guerras mundiales habidas en el pasado siglo XX.
Pudiésemos pensar que, después de estas dos nefastas experiencias el ser humano estaba más que vacunado contra todo intento de volver a reproducir tan funestos, doloroso y costosos acontecimientos.
Parece ser que no es así, que no escarmentamos, no ya en cabeza ajena sino en la propia.
Hoy día en el Viejo Continente se está produciendo una peligrosa ebullición a la que si no se le ataja con todos los medios, por muy duros y contundentes que parezcan, nos pueden abocar, sin remisión posible, a otra contienda guerrera, como las ya padecidas.
¿Soy un catastrofista, un pesimista que todo lo ve tan negro y turbador que no tiene esperanza y que únicamente piensa en desastres?
No, nada de eso. Me considero como una persona normal que presta atención a lo que ocurre no sólo en su País, sino también en lo que sucede en los que nos acompañan en este viaje por la Historia.
Se están dando, no sólo en nuestro continente sino también en los Estados Unidos un peligroso resurgir de populismos, tanto de izquierdas, cuanto de derechas a los que habrá que frenar, puesto que nos pueden conducir a otra catástrofe.
El populismo se basa en un discurso político de antagonismos: el pueblo contra alguien. Ese alguien es el poder establecido, la “Casta”, los emigrantes, o las grandes empresas a quienes hay que socavar y, a ser posible derribar. En esto no se diferencia nada los populistas de derechas y los de izquierdas.
Los de derechas.
Tan peligrosos cuando menos como los de izquierdas. No citaré a todos cuantos barren nuestra Europa, pero sí comentaré algunos de los más importantes, y a la vez más peligrosos.
En Francia la ultraderecha denominada Frente Nacional a cuya cabeza se encuentra Marine Le Pen es el principal y mayor exponente de la extrema derecha cargada de xenofobia y odio racista. Tiene tanta fuerza que ha sido la que ha ganado en la primera ronda las elecciones regionales. En 2017 tendrán lugar las Presidenciales, y, en principio es muy probable que la dirigente de este partido alcance la mayoría absoluta lo que llevaría a Francia a ser gobernada por un partido totalitarista, cuya “verdad” sería la que se impondría como pensamiento único propio de los absolutismos. Ciertamente para ello tendría que derrotar antes a los comunistas, a la extrema izquierda trotskista y a los conservadores. Pero en la política todo es posible.
En Finlandia los Soldados de Odín se proponen proteger a los finlandeses de los invasores musulmanes Esta iniciativa ha sido apoyada por el Partido de los Auténticos Finlandeses, que sostiene al Gobierno.
Para no extenderme demasiado sólo enunciaré otros movimientos similares en diferentes países:
-En Alemania el partido Alternativ fuer Deutschland, cuyo adalid ha instado a la policía a disparar contra los inmigrantes ilegales.
-Dinamarca: Partido Popular Danés
Suecia, Austria, Holanda…, en fin la ultraderecha en expansión, teniendo muchas posibilidades de hacerse con el poder, cuyas nefastas consecuencias sufriremos todos.
En los países del sur de Europa, por el contrario, los populismos son de izquierda, con la misma pretensión de asaltar el poder.
Europa está sentada sobre una bomba de relojería compuesta por dos fuerzas que tradicionalmente sólo se han expresado odio y, que pueden hacer que su enfrentamiento nos haga revivir, tiempos pasados que es mejor no recordar.
Los de Izquierdas
Mientras que los populistas de la Europa norteña tienden más a la derecha, cuando no a la ultraderecha, los del la zona Sur europea, se caracterizan por una izquierda radical con ineludible intención de derrumbar los gobiernos democráticamente elegidos.
Pablo Iglesias ha dicho que quiere asaltar el cielo, como no lo considero creyente, pienso que el cielo para es el Gobierno de España, y ha dejado meridianamente claro que lo desea por asalto, es decir que si por las urnas no lo consigue, será mediante la revolución que precisamente es lo que caracteriza a los comunistas. Buenos ejemplos nos han dado de ello Rusia, China, Cuba y tantos otros.
El comunismo, por definición es antagonista del capitalismo. Es decir que los dos no pueden convivir juntos, sin embargo China ha logrado lo que hasta ahora nadie había conseguido: la cuadratura del círculo. Hacer convivir un capitalismo avasallador y expansionista con un régimen comunista en el que no existe democracia, ni libertades de ningún tipo.
En Grecia con Syriza y en Italia, aunque en menor medida, tenemos el movimiento 5 estrellas. Son populismos que sólo atraen a las masas con promesas vacuas, sin sentido, pero enardecedoras y buscando siempre alguien a quien culpar de sus calamidades.
Esperamos que ninguno de los dos extremismos se imponga en Europa, pues nos veríamos en una situación catastrófica.
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