El 92,1% de los chavales con menos de 16 años atendidas por Cruz Roja está en situación de pobreza infantil, un guarismo que se reduce hasta el 28,7% en el caso del conjunto de la población española.
Esta es una de las conclusiones del boletín ‘Calidad de vida de las familias vulnerables, que Cruz Roja presentó este jueves en su sede de Madrid en un acto que contó con la participación de su vicecoordinador general, Daniel Fernández, y de su directora de Estudios e Innovación, Estrella Rodríguez.
El perfil de las familias vulnerables analizadas en el estudio, elaborado por Cruz Roja con la colaboración de la Universidad Carlos III de Madrid, es el formado por una pareja con hijos (58,2%), siendo mucho mayor la presencia de familias monoparentales, un 19% más que en la población general. Entre éstas, el 34,5% está encabezadas por mujeres y el 4,5% por hombres.
En la mayoría de los casos, la constitución de familias monoparentales tiene como origen una separación, un divorcio o una situación de violencia de género.
A su vez, las familias extensas (con presencia de personas no pertenecientes al núcleo de padres, madres e hijos) representan el 22,9%; en este caso, su formación responde a una “estrategia de supervivencia”, lo que les lleva a compartir recursos económicos, materiales, emocionales y reproductivos entre los adultos, aligerando la sobrecarga de las mujeres que encabezan los hogares con núcleo monoparental.
Del mismo modo, el 92% de los niños de la población analizada vive en situación de pobreza infantil, cuando la tasa para el conjunto de la población es del 28,7%.
Sobre este particular, las familias arguyen que los mayores incrementos de gastos se han dado en alimentación, vivienda, gastos de suministros y gastos extraordinarios, lo que provoca restricciones alimentarias. Esto se traduce en la repetición de menús y en la privación de carne o pescado. También señalan falta de acceso a medios de transporte, conexión a Internet o disposición de ordenador o de dispositivos móviles, con lo que supone para la educación.
Por su parte, la tasa de pobreza y exclusión (Arope) entre las familias atendidas por Cruz Roja (90,2%) refleja una situación de mucha mayor vulnerabilidad que la del conjunto de los españoles (26%). En el caso de la pobreza relativa, también se evidencia desproporción (85,7% frente al 78,3%), al igual que en lo concerniente a situaciones de privación material severa (59,2% frente al 7,7%) y en lo relativo a la baja intensidad de empleo (29,5% frente al 8,6%).
La investigación muestra que el indicador de calidad de vida de las familias atendidas por Cruz Roja es de 96,24 puntos frente a los 101,83 puntos de la población general cuando se analizan sus condiciones materiales de vida, trabajo, salud, educación, ocio y relaciones personales, seguridad física y emocional, gobernanza y derechos básicos, entorno y medioambiente y experiencia general de vida.
No obstante, sólo un 38,7% de las familias atendidas por Cruz Roja encuestadas reconoce estar satisfecha con sus vidas frente al 74,7% del resto de familias españolas que afirman lo mismo.
El estudio pone de manifiesto que son las condiciones materiales de vida, el trabajo y, en menor medida, la educación y el ocio y las relaciones sociales son las dimensiones que impactan negativamente en la calidad de vida de las familias vulnerables.
En cuanto al trabajo, las condiciones laborales de estas familias descuellan por “la baja cantidad y la baja calidad del trabajo”, como lo evidencia que el 40% de las personas encuestadas trabaja menos de 20 horas semanales, el 38,4% está en desempleo, el 17,9% de estas familias está en desempleo, el 22,3% está en paro de larga duración y el 82,9% tiene un empleo involuntario a tiempo parcial.
En lo referido a las condiciones materiales de vida, la renta de las familias atendidas por Cruz Roja es muy inferior al del resto de la población, y el 93,4% de aquéllas tiene dificultades para llegar a fin de mes, siendo la vivienda uno de los factores que más definen esta situación, como lo atestigua que dedican una media de un 47,1% de sus ingresos a sufragar su coste.
En cuanto a la educación, el abandono temprano de los estudios afecta al 46,3% de las familias atendidas por Cruz Roja frente al 13,3% de la población general, lo que también se observa en cuanto al volumen de adultos (de 25 a 64 años) con un nivel académico superior (9,6% frente al 40,7%) y el de personas mayores de 18 años con este mismo nivel de estudios (9,5% frente al 37,1%).
En cuanto a la gobernanza y los derechos básicos, el 27,8% de las familias atendidas por Cruz Roja tiene una confianza muy alta en el sistema político frente 3,7% del resto de la población, algo que se observa también en su confianza en el sistema judicial (44,4% frente al 8,3%) y en la Policía (68,9% frente al 36,5%). A pesar de ello, sólo el 1,1% de ellas participa en actividades políticas.
Por último, el estudio registra que las familias atendidas por Cruz Roja tienen dificultades de acceso a los servicios sociales. La mayoría de ellas son perceptoras de ayuda de emergencia social y sólo pocas de ellas se benefician de ayudas económicas o en vivienda más eficaces, siendo digno de reseñar que el acceso al Ingreso Mínimo Vital es limitado.
|