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La historia de Sofía Kovalevskaya comienza en San Petersburgo en 1850, entre los muros de una familia noble que la rodeó de privilegios, pero también de prohibiciones. Las mujeres no estudiaban matemáticas; no estaba bien visto. Pero Sofía no entendía las normas absurdas.
El legado espiritual y las aportaciones al campo del conocimiento, especialmente científico son importantes. De Hipatia, Sócrates Escolástico dejó dicho que alcanzó tal nivel de cultura que sobrepasó a todos los filósofos de su tiempo. Heredera del neoplatonismo de Plotino, transmitía su conocimiento con generosidad, atrayendo a estudiantes desde todos los rincones del mundo conocido que acudían a Alejandría en busca de sus enseñanzas.
Muchos cedieron y abrazaron el cristianismo pero otros, como Hipatia, se negaron con firmeza. Ni siquiera los consejos de Orestes, su antiguo alumno y prefecto de Egipto, lograron persuadirla, y eso que el cristianismo predicaba la paz entre los hombres.
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