Se ausentó definitivamente esta semana el obstinado cronista de la ENTREGA DEL CHACO, Arturo Rahi.
Autor de varios libros revelando los entretelones de las negociaciones paraguayas con Bolivia luego de la guerra del Chaco, encarnó la voz de la conciencia patriótica con sus inclaudicables críticas a un contubernio deshonroso que como un prodigioso truco de magia que a pesar de realizarse a pleno sol y ante una multitud, nadie vió.
Paradigma de integridad, honestidad intelectual y coraje para abordar la historia como no hubo, Rahi siguió su ruta historiográfica solitaria sin inmutarse.
Una anécdota que me narró dio algunas claves para descifrar su temple. En New York recibió en una oportunidad la cordial invitación para desayunar con el patriarca de la familia Rockefeller. Como erudito en temas bancarios y experto en monedas, lo aguardaba en el Rockefeller Center el hijo del fundador de la Standard Oil, David.
Se llevó una gran sorpresa al constatar que uno de los amos de las finanzas de Wall Street, y heredero de la empresa petrolera más poderosa del mundo, lo aguardaba con apenas una minúscula taza de café negro.
Luego se enteraría que era habitual el frugal desayuno, pues varios colegas de distintos países del mundo le relataron que se llevaron la misma sorpresa, y debieron costear el desayuno en otra parte luego de entrevistas paralelas.
Aprovechando su estancia en New York, Arturo Rahi decidió visitar archivos y museos patrocinados por su anfitrión, y fue así que en la Sección de Historia Natural del Museo de New York descubrió expuestas muestras minerales del subsuelo del Chaco Paraguayo.
Acompañaba un expediente donde se encontraba un curioso Tratado Secreto que todavía pretende negar cierta corriente historiográfica paraguaya. Fue así que un contubernio para traicionar al Paraguay, y en la que participaron los mismos delegados que representaban al gobierno de Asunción, fue descubierto casi medio siglo después en el país interesado.
Consternado, Rahi decidió traducirlo y darlo a conocer en su libro “La Entrega del Chaco”, que causó indignación en Paraguay. En julio de 1938, se enteró la opinión pública, se había firmado un tratado que ponía fin a la disputa entre Paraguay y Bolivia por el Chaco Boreal, con una escandalosa cesión de territorio negociada en secreto.
Rahi fue inmune a las burlas y mentiras con las que intentaron desacreditar sus revelaciones, poco oportunas en un país permeable a imperios extranjeros a la región.
Se trataba del más probo historiógrafo, alguien incapaz de perpetrar las omisiones en la narrativa a la que los relatos plagados de impurezas y falsedades tienen acostumbrados a los lectores de relatos sobre historia
La entrega del Chacp, es la traición que paradójicamente, aunque es la mejor documentada de la historia paraguaya, es la menos reseñada y mencionada en casas de estudios.
Sin sutilezas ni ambigüedades, el "día de la infamia" llamó al día aciago en que un contubernio tan inicuo como vergonzante, se burló de treinta mil ausentes sembrados en la vasta planicie esmeralda del Chaco Boreal.
La afrenta duele aún a quienes estamos vivos, porque es bien sabido que solo los muertos pueden ver el final de la guerra.
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