Tengo algo de llorón, lo sé, pero de vez en cuando me alegro porque acierto algunos pequeños detalles, ejemplo de ello es que solamente el 4,2% de los españoles, según el CIS publicado, está preocupado por la falta de gobierno, algo que vaticiné en un “copo” titulado “La cosa va que chuta y mete gol”.
Dicho lo anterior -lo más importante para el menda-, comunicar a mis lectores que ha estado por “esta ciudad que todo lo acoge y todo lo silencia”, Málaga, el ponente constitucional Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón para asistir, cobrar y manducar en uno de esos “chollos” llamados “Cursos de Verano de Universidades” preparados para personal con fuste y para unos pocos de advenedizos que concurren a ellos por ocupar puestos de graciosa responsabilidad; podría dar algún que otro nombre, pero prefiero silenciar a los que viven del cuento y de la herencia que les dejé.
Rodríguez de Miñón, derecha pura y dura pero a su estilo, fue compañero de un servidor en la pulverizada Unión de Centro Democrático y gran muñidor de su desaparición; con él y con Oscar Alzaga fui ponente de la Ley Orgánica de Centros Escolares (LOECE) aprobada por UCD y, cómo no, quitada de en medio a la primera de cambio por el PSOE de Felipe González, todo ello sin llegar a ser estrenada; cosas nuestras.
Por lo que leo -últimamente releo por tanta imbecilidad como se escribe hoy-, Miguel (el hombre que lloró en mis hombros en una sesión del aquel Congreso de chaquetas y corbatas y algún que otro puro entre los labios de los de la “casta) ha venido para disertar sobre la Reforma de la Constitución, de la que él se considera “papá” nato; es por eso que ha solicitado no tocarla en demasía no sea que se estropee; pero sobre el encaje de Cataluña en ella, motivo de su intervención, ha venido a decir que se apruebe una nueva Disposición Transitoria y/o Adicional para equipararla en lo esencial, la traca monetaria, a los regímenes forales de Navarra y Euskadi y, por ello, a los demás, incluida mi Andalucía del alma, que nos den por el mismísimo.
Y se fue entre euros, vítores y comilonas, sin que nadie de los asistentes lo agarrara debidamente del cuello y le dijera: “¿Oiga, padre, y de lo nuestro qué?”
Lo nuestro, ya saben, la igualdad, dignidad, orgullo, parné y problemas adosados, qué.
En realidad creo que esos valores y prebendas a nosotros, con el “Rocío y ole”, nos importan tres pitos, un coleta, otro despistado por Mojácar, Albert y el tío del Marca.
Pues bien, allá va: ¡Viva Andalucía Libre!
|