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¿Cuándo eludes tus relaciones sexuales? | |||
En el vaginismo es importante detectar los miedos | |||
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Si no tienes fantasías sexuales, si no estás receptivo y te falta interés por iniciar una actividad sexual es que tienes
inapetencia sexual. No buscas relaciones porque hay poca motivación con tu pareja o con otras personas, porque te ha disminuido el deseo sexual ante cualquier manifestación sexual o se limita a tu compañer@ o a la forma de relacionarte sexualmente.
Quizá esperas a que te lo pida, que ella sienta esa necesidad sexual. En esta situación muchas mujeres temen el acercamiento, y que una caricia o una demostración de cariño o un roce, parezca una invitación al sexo. Es un trastorno que era más frecuente hace años en mujeres pero ahora afecta también a los hombres. Hace años el 40% de las mujeres que acudían a un sexólogo manifestaban tener este trastorno, y se demostró entonces que era la primera causa de disfunción sexual femenina. Suele aparecer en un momento específico de la vida adulta por problemas personales o de la pareja, malestar psicológico o acontecimientos estresantes. En algunos se convierte en una forma de afrontar la intimidad y los compromisos cuando hay dificultades sexuales. Las causas son muy variadas y no olvidamos la falta de tiempo para tener acceso a la intimidad, a la oportunidad para poder tenerlas con el ritmo de vida actual, el cansancio o la falta de ganas. Esta es un causa frecuente de consulta y en este caso se trabaja el estrés y cuando se haya resuelto, la falta de deseo sexual. El paciente necesitará modificar su estilo de vida para que deje de ser una carga. Si no saben comunicarse bien sexualmente sentirán el aburrimiento y la rutina que provocan la falta de apetencia sexual. Es importante hablar de sexo fuera de las relaciones sexuales para poder apreciar la respuesta sexual de cada uno de ellos. Muchas parejas creen que la comunicación no es necesaria en una buena relación sexual, cuando es el primer paso para la satisfacción sexual. Otras veces por falta de comunicación verbal se acumula ira y resentimiento, y sin ser consciente de ello se da pie al enfado contenido y se pierde el deseo. También trastornos depresivos donde no se permiten ser felices, fobia sexual asociada a la ansiedad o al miedo al intentar una relación sexual. A si mismo la eyaculación precoz que ocurre antes de que el varón lo desee, y sobre todo si es un trastorno frecuente que ocasiona malestar, se hace crónico e influye en la insatisfacción sexual personal o de la pareja. Si aparece la eyaculación precoz hay miedo al fracaso, se evitan las relaciones sexuales o viven el rol del espectador. Además todo este comportamiento influye en la disfunción eréctil o en los problemas para mantener la erección, también en la anorgasmia en la que se viven dificultades para conseguir el orgasmo de una forma recurrente, por miedo, ansiedad o inseguridad. Por eso en terapia se trabaja con los miedos que tienen que ver con problemas de auto-estima, miedo a perder el control, inseguridad o antiguas experiencias traumáticas. Si ella sufre anorgasmia necesitará permiso para el placer. En el vaginismo que es una repuesta condicionada de la vagina ante la penetración es importante detectar los miedos, como el miedo al embarazo, a la primera relación sexual, a la sexualidad, y trabajar situaciones donde la mujer sienta control y descontrol. En terapia se trabajarán las dificultades de acoplamiento de la pareja, aprenderán entre otras, técnicas de relajación, y su pareja tendrá que ir perdiendo el miedo a la penetración. |
A Lola López Mondéjar se la ve contenta por la acogida que ha tenido su libro, ‘Sin relato’, galardonado con el Premio Anagrama de Ensayo, que según ella ha contribuido a difundir de manera considerable este nuevo trabajo suyo. La escritora y psicóloga murciana, habitual también en el mundo de la ficción, ha construido un relato riguroso sobre el no relato, basado en su experiencia frente a los pacientes que desfilan por su diván y que parecen haber perdido su capacidad para contarse a sí mismos.
Con la llegada de San Valentín, la presión social por encontrar el amor "perfecto" se intensifica, especialmente en un mundo donde las redes sociales imponen estándares irreales de felicidad y romanticismo. Esta presión puede desencadenar en problemas de salud mental como ansiedad, depresión o trastornos de la conducta alimentaria. Según afirman los especialistas "el mito del amor romántico nos ha hecho creer que estar soltero es sinónimo de soledad".
Es común encontrar personas cuya presencia y sonrisa generan en los demás sensaciones de paz y alegría. Este fenómeno puede estar relacionado con las neuronas espejo, un tipo de células cerebrales que se activan tanto cuando realizamos una acción como cuando observamos a alguien más realizarla. Estas neuronas juegan un papel crucial en la empatía, la imitación y el contagio emocional, facilitando la conexión social y el entendimiento mutuo.
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