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Mis delitos como animal de compañía, de Luis Mateo Díez

Esta novela es una fábula compleja, llena de misterio, ironía y humor, protagonizada por un ser trastornado que se siente perseguido y sospechoso de ser un asesino en serie
Ana Alejandre
jueves, 18 de enero de 2024, 09:50 h (CET)

El mundo literario al que nos tiene acostumbrado desde hace cierto tiempo Luis Mateo Díez, aunque en sus principios fue de corte un poco más realista, se fue decantando con el tiempo hacia una cierta fantasmagoría en la que predominaba la dimensión onírica, los aparecidos, los lugares fantasmagóricos, las creencias, fábulas y obsesiones de los personajes que ha sabido trazar con maestría este autor de ecos cervantinos, a través de una especie de collage narrativo que desmenuza la realidad hasta hacerla añicos, pero cuyos fragmentos se van uniendo con el orden y la precisión de una maquinaria de relojería para conformar ese universo peculiar en el que los seres deambulan entre el sueño y la realidad, la memoria y el olvido, la esperanza y la desesperación, el paso inexorable del tiempo, la huida y el regreso, la razón y la locura, así como la vida y la muerte.


Mis defects como animal de compaia


En esta nueva novela, Mateo Díez ha ido un paso más lejos, pero de regreso a la realidad, que no al realismo, y nos presenta una narración en la que el misterio y la complejidad se aúnan para ofrecer una historia en la que la lucidez y la locura se hallan en el protagonista en una combinación extraña y en la que no se sabe si predomina la una o la otra, pues padece un trastorno mental, pero sin perder esa extraña y disparatada lucidez para cerrar los muchos percances, incidentes y vivencias, que va registrando en su recuerdo y su conciencia, y los relata como si esto le sirviera de una especie de liberación de sus muchas obsesiones, o intentara hallar en ese relato la posible justificación de sus muchos pesares.

El autor sabe expresar en la narración, de forma intensa y permanente, la manifestación de esa inexplicable mezcla de locura y lucidez que va creando una atmósfera casi opresiva que induce al lector a pensar que su insania mental no es nada personal, sino que está producida por la época, por la propia sociedad en la que está viviendo de forma tan alterada que lo lleva hasta la sorprendente enajenación mental, pero sin perder la capacidad lógica, como si el verdadero enfermo no fuera el protagonista , sino la sociedad a escala mundial que contagia a cada uno de los individuos que la componen. por sumirlos continuamente en sus muchas contradicciones, sinsentidos y complejidades. Razón esta que parece ser el significado último de esta narración que puede resultar, a la par, divertida y perturbadora. Todo ello a través de la voz, en primera persona, del personaje que es sospechoso de ser un asesino en serie y se siente perseguido por personas encubiertas que intentan convertirle en “uno de los suyos”.

El espacio narrativo transcurre en las míticas localidades de Sombra, Armenta e, esporádicamente, en Ordial, Mentra, Oceda o Borela Los personajes de este autor siguen teniendo los rasgos de excentricidad y son muy numerosos, pueden pasar de cincuenta, y ayuda a esa excentricidad o rareza sus insólitos nombres que ponen en evidencia la rica creatividad de este escritor (Conjetura, Virtuoso, Supino, etc.).


Pero, en un intento de complicidad con el lector, también aparecen personajes reales (Merino, Longares y otros) que dan un mayor toque de realidad y hablan y debaten con el narrador. Tampoco faltan los espacios habituales y simbólicos de Mateo Díez: como son los cementerios, sanatorios o cines. recreando esa atmosfera tan peculiar en este autor, cuyos ambientes narrativos siempre están a caballo entre el misterio de la realidad y la ensoñación.


La novela en cuestión no es solo un ejercicio literario, sino que es un intento de acercarse a la llamada metaficción, una moda y un estilo literario culturalista que se basa en exponer ante el lector el desarrollo y la posible derivación de la ficción narrada. Aunque este no parece ser el deseo del autor, sino una nueva experimentación de corte vanguardista para explicar con todos los pormenores, y su manera de hacerlo es con toques continuo de ironía y evidente humor.

Para contar su historia de penalidades, el protagonista, adopta el papel de alguien que va dictando una novela a modo de narrador oral, cuya propia entidad queda en duda. Este recurso produce una narración que tiene un vaivén de ida y vuelta y que va relatando las vivencias y avatares de quien, a pesar de su trastorno mental, no por ello deja de ser verosímil en lo que cuenta, narración en la que se mezcla sabiamente la realidad, la fantasía, la alucinación o delirio, y la lucidez, de forma simultánea o sucesiva.


En este personaje central se advierten todas las actitudes de aceptación o rechazo, de las normas prescritas en los centros psiquiátricos donde le ingresan, tanto centros sanitarios como penitenciarios, demostrando así la rebeldía del protagonista ante lo que considera abusos, o la sumisión cuando le parecen sensatas las normas exigidas.

Todos sus elementos constituyen una narración divertida, aunque también amarga, y expresado con un dramatismo, pero sin dar lugar a la ternura. Toda ella no es una historia más que contar y ahí queda su finalidad, sino que es el andamiaje necesario para sustentar temas tan cercanos a todos como son el matrimonio, la familia, la educación la religión, la policía, la medicina, el sexo, la amistad, o la pederastia. Se advierte en esta novela que el autor se muestra más explícito y desinhibido en cuestiones sexuales, lo que no es muy habitual en este escritor. También se encuentran el ingenio a la hora de narrar situaciones imposibles o trágicas. En toda la narración se encuentra una valoración de la naturaleza humana y su fragilidad innata que le otorga un tono existencialista.

Esta obra es una variante, aunque en tono menor, del ciclo Fábulas del sentimiento, porque Luís Mateo Díez crea un mosaico con toda la algazara del gran teatro del mundo. Lo hace trayéndolo hasta el siglo XXI, quitándole todo lo genérico de la fábula y mostrándonos la penosa vida que todos vivimos y de ahí nuestra condición de seres no necesarios, sino contingentes y, por ello, pasa a señalar el mundo trastornado en el que habitamos.


Todo este juicio pesimista y negativo no queda matizado ni atenuado por el tono divertido, irónico y la gran abundancia de ocurrencias y situaciones burlescas porque no llegan a ocultar el gran desánimo, el pesimismo que se encierra en fases lapidarias que se pueden resumir en la que define mejor el pensamiento del protagonista: “la vida no es otra cosa que la contrariedad de vivirla, ni más ni menos”.

Una excelente novela de un escritor que ha demostrado sobradamente su maestría, a la que pone de nuevo de manifiesto en esta fábula sobre el gran teatro del mundo que nos enloquece a todos, y del que es un ejemplo el protagonista que puede ser cualquiera de los seres que habitamos en esta sociedad deshumanizada, consumista y desarbolada.


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Género: Novela - Ed. Galaxia Gutenberg, 2022 - 496 pág.

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