Por la reluciente y esplendorosa aurora, o mejor como dice el dicho: “por los destellos del amanecer de la mañana, se conoce se conoce como será el día”, es lo que podemos apreciar al leer la matinal o primogénita obra de “Azul…” del artista creativo de Rubén Darío.
Obra de arte en versos y en prosa mediante cuentos, que, sin ser arte por el arte, sí lo era bajo el significado de la frase huguesta, que L’arte C’est L’azur (El arte es lo azul) que para Darío “es el color del ensueño, color del arte, color helénico y homérico, color oceánico y firmamental”.
¿Ya hemos leído ese libro? ¿Ya lo conocemos? ¿Y que enseña?, se preguntó el crítico y erudito literato español de Juan Valera, quien mediante él envio de dos extensas cartas al diario El Imparcial, donde daba a conocer sus observaciones y análisis, mismas que por su prestigio y por lo de novedoso y original que consignaba el libro, sirvió para abrirle las puertas y el camino hacia la gloria literaria al joven nicaragüense. Misma gloria que no le turbó y que consecuente de manera responsable con la misma, lidero y promovió el movimiento Modernista, que renovó la lengua española.
Esta obra que es una maravilla, no es como podrían estar pensando que es un valioso libro, que enseña mucho o algo. Pues, no enseña nada. De nada trata. Eso sí, con delicada belleza, sea en versos o en prosa, expresa y da a conocer su linda y fabulosa imaginación y valores sensoriales; que como artista genial de la literatura hispanica y universal, resultó ser un Poeta cantor errante, que marcó todo un hito historico
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