Lo fácil es decir que los guardias civiles David Pérez Carracero y Miguel Ángel González Gómez han muerto en acto de servicio en Barbate (Cádiz) porque han sido embestidos por una lancha de narcotraficantes criminales. Algún acto oficial, quizá alguna medalla póstuma y el dolor inconsolable de sus familias y compañeros de servicio podría poner fin a la desgracia. Pero dejarlo así me parece muy injusto y simplista. Digamos la verdad.
Según he podido leer, ambos guardias civiles murieron tras enfrentarse a los narcotraficantes con una gran inferioridad de medios, mucho más limitados que los que habitualmente disponen los criminales a los que persiguen. Una situación que ahora ha provocado la muerte de dos servidores públicos y que viene siendo denunciada desde hace tiempo por asociaciones de la guardia civil y de otros cuerpos de seguridad del Estado, según se puede comprobar fácilmente en internet.
Yo sé que es fuerte decirlo, pero los responsables últimos de estas muertes no son los narcotraficantes. A los guardias civiles David y Miguel Angel los han matado la falta de recursos adecuados, los recortes de gasto público y el doble criterio que la derecha liberal defiende sin decirlo a la hora de utilizar el dinero en nuestra sociedad: generosidad cuando es para dárselo a los millonarios, restricciones cuando se trata de servir a la mayoría. No lo digo yo, lo dicen muchos estudios científicos. Las politicas de austeridad mal entendida de los últimos años, de rebajas de impuestos y falta de financiación de servicios públicos esenciales matan a millones de personas. Ahora, a estos dos guardias civiles que trataban de cumplir con profesionalidad, generosidad y honestidad con su función de defensores del interés público.
David Pérez y Miguel Angel González han muerto por la misma causa que otros muchos guardias civiles y policías que han tenido que actuar sin disponer de medios suficientes. La misma que ha matado también a miles de personas que han muerto por no recibir la atención sanitaria que necesitaban, por el maltrato de algunas administraciones en residencias de mayores, o quizá desesperadas cuando han perdido sus empleos y subsidios o sus viviendas por deber a los bancos unos pocos cientos de euros.
Y lo voy a decir más claramente todavía: a estos dos guardias civiles los han matado los políticos que se llaman a sí mismos patriotas y que reducen los ingresos del Estado en favor de los ricos, diciendo que lo que hay que hacer es bajar los impuestos y dejando a los servicios públicos y a las fuerzas de seguridad del Estado sin medios suficientes (salvo cuando se trata de perseguir, eso sí, a quienes denunciamos todo esto); y los han matado también los millones de personas que, llevadas por su ignorancia o irreflexión, votan a quien hacen esas políticas, cada vez que hay elecciones.
Los impuestos y el gasto público que el Partido Popular, Vox y a veces el PSOE se empeñan en recortar en exclusivo beneficio de los ricos son, justamente, lo que puede evitar muertes como las de estos dos guardias civiles y de otras muchas miles de personas inocentes. Insisto, porque hay que decirlo claramente: las políticas liberales de destrucción de los servicios públicos matan. Y de esas muertes son tan responsables quienes toman las decisiones como quienes, con su voto, los llevan a los gobiernos.
No es una fatalidad. Es un crimen organizado que se lleva a cabo porque demasiada gente se tapa los ojos, no piensa, o se deja engañar y se cruza de brazos.
|