Tres mujeres. Tres etapas. Tres momentos. Una mujer adolescente hace frente a un embarazo indeseado; una mujer pierde a su amiga de toda la vida; una mujer se enamora a los cincuenta. Este es el contenido, minimizado, extractado ad summum, de ‘La trilogía de París’ (Ed. Lumen), una novela, en realidad tres nouvelles, como las tres mujeres, las tres etapas, los tres momentos, que Colombe Schneck (París, 1966) escribió hace un tiempo y que ahora se publican en nuestro país, reunidas en un solo volumen.
Nada más comenzar ya apreciamos, especialmente en ‘Diecisiete años’, la primera nouvelle, el estilo dinámico, fluido y acelerado, no sé si voluntariamente o no, que Schneck utiliza. Hay prisa por transmitir al lector todo lo que la escritora francesa quiere contar, ¿lo que guarda en su interior? Quizá por eso concibió tres obras cortas y no una sola, más larga, aunque las tres comparten protagonista: ella misma. El género breve parece propiciar lecturas rápidas, muy apropiadas para las prisas que consumimos. En este caso, además, da la impresión de que a la autora le urge contarlo. Para ello se vale de capítulos cortos, frases cortas, ritmo ansioso. Como si su mochila le pesase mucho y quisiera aligerar su contenido. Abunda en esa idea el hecho de que está escrita en primera persona, en un ejercicio de autoexploración, en el que la protagonista descubre, con horror, lo que significa crecer, dar los pasos para convertirse en una mujer, y experimentar las sensaciones que transmite su cuerpo tras un embarazo y un aborto. Sin despreciar las consecuencias.
En la segunda nouvelle, ‘Dos pequeñas burguesas’, Colombe comparte protagonismo con su amiga Héloïse. Aquí la narración arranca en agosto de 2018, para retrotraerse más tarde al año 1977. Asistimos a una relación con altibajos. Como todas. Acercamiento. Alejamiento. Proximidad. Distancia. Presencia. Ausencia. Pero se mantiene a lo largo del tiempo. Con pocas fisuras. Escrita en tercera persona, encontramos aquí un ritmo más pausado que en ‘Diecisiete años’. Aprovecha Schneck esta relación de amistad para retratar a la burguesía francesa, a la que ambas amigas pertenecen. Parisinas, ellas son producto del mayo del 68 francés, niñas ricas y liberales, un punto aburridas y temerosas, que fantasean sobre cómo serán sus futuros maridos. Al respecto incluye una cita inicial del economista Emmanuel Farhi: «Uno de los mayores peligros en la vida es la familia en la que se nace». Para este retrato se vale de una nueva voz, inventada, «Imaginemos a una socióloga», dice la narración, socióloga de izquierdas, obligada a ser imparcial en su cometido, mal que le pese. Crece un catálogo de desprecios hacia el hecho de ser burgués. Algo que quizás las dos amigas no detectan, pero que un ojo externo, ajeno, el de la socióloga ficticia, sí puede ver. En un momento dado, Colombe reflexiona sobre su amistad con Héloïse. La compara con una relación amorosa: «Héloïse no le exigía nada, Colombe podía tener otros amigos. Héloïse no era celosa, no había rivalidad entre ellas, ni normas, porque la amistad te compromete y te protege sin las constricciones y las obligaciones de la pareja. Hay miles de maneras de ser amigos, mientras que solo hay unas pocas maneras de estar en pareja». Tras el fallecimiento de Héloïse, Colombe se aproximará al significado de la muerte, a la sensación de pérdida, a «la pena por todo lo que ha quedado inconcluso».
La nouvelle tres, la última, se titula ‘La ternura del crol’. Regresa la primera persona. Encontramos aquí las tribulaciones amorosas de la protagonista. Siempre Colombe. El objetivo principal de su amor es Gabriel, alguien a quien conocía desde hacía muchos años. Permanecen la ansiedad y la inseguridad de los dos relatos anteriores, salpicadas con ciertas dosis de humor, a las que se añade ahora el temor a ser ninguneada, relegada al rincón del olvido, a perder al ser amado. «En una noche de canícula me dijo que nuestro amor no tenía sentido», dirá Gabriel en un pasaje caluroso. De verano. Hay una cierta obsesión de la protagonista por tomar fotos. Fotos de objetos. Mudos testigos del pasado. Como si pretendiera certificar que determinadas cosas fueron reales. Sucedieron. Una búsqueda de la certeza. Y una capa de melancolía se extiende a lo largo del último tramo del relato.
Concluyamos: el estilo de Colombe Schneck es ágil, rápido. Invita a sumergirse en las páginas de estas historias. Fácilmente. De su lectura se desprende una urgencia de la escritora por plasmar, negro sobre blanco, todo lo que relata. No albergo ninguna duda de que ‘La trilogía de París’ no es plañidera. En absoluto. Sin embargo y, al mismo tiempo, creo que para la escritora francesa volcar sus experiencias, evidentemente tamizadas por el toque de la ficción, ha debido de resultar un ejercicio balsámico. No me atrevería a decir terapéutico. Porque luego llegan los exquisitos a revisitar conceptos. El capítulo de pensamientos y sensaciones viene lleno de matices. Personales. Sentidos. Enriquecedores. Universales. Para los lectores, acercarse a ‘La trilogía de París’ puede obrar efectos parecidos. Beneficiosos. Sin pretenderlo. --------------------
Colombe Schneck: ‘Trilogía de París’. Editorial Lumen. Año 2024. Tapa blanda. 280 páginas. Precio: 19.90 euros.
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