La mayoría de las víctimas de acoso laboral lo piensan al menos dos veces antes de ir a trabajar porque les provoca malestar y dolor. Y, dependiendo del tipo de acercamientos que escuche, de testigos o de las actitudes a las que sea sometida, el dolor puede ser aún mayor e intenso. Cuando está fuera de servicio y muchas personas la ven en casa, suelen preguntar: ¿Qué haces en casa? ¿No deberías estar trabajando hoy? Si la gente supiera por lo que está pasando, tendría otras lecturas. Sin embargo, lo cierto es que no saben realmente lo que sucede en la empresa.
Cuando la víctima de acoso en la empresa se pone un uniforme o una insignia es como si llevara una camisa de fuerza y la insignia es como si le pusieran una cadena que la ata a un árbol para sufrir o castigar. Cabe agregar que la salud emocional de esta víctima se ve altamente afectada, pues todo lo relacionado con el trabajo, por todo lo que allí pasa, un dolor silencioso la tortura de manera devastadora. El campo emocional es uno de los principales puntos a verse afectado cuando una persona es sometida a una alta carga de estrés, especialmente cuando se trata de un tipo de presión donde la persona se ve sometida a responder a actitudes que no desea y se ve coaccionada. en hacer.
El comportamiento humano no necesariamente tiene un patrón de reacción, al fin y al cabo, todo el mundo tiene un tipo de reacción ante una situación de éxito o fracaso, seguridad o amenaza, entre otras. Por lo tanto, el simple hecho de fichar en la empresa también te causa mucho dolor. Es en ese momento que el susurro interno comienza a decir: “De todos modos llegué a este lugar, espero que tal y tal no venga hoy. Llegué a esta tortura. ¿Cuándo terminará esto?
A veces esta víctima hace todo lo posible para pasar la entrada la última vez para fichar la salida en el último minuto, otras veces, cuando la situación es muy crítica, extiende un certificado solo para no estar en las instalaciones de la empresa.
Hay personas que están pasando por trastornos tan agresivos que les basta con un mínimo contacto visual con la imagen de marca de la empresa que ya les produce malestar. Y este sentimiento nace de todo el dolor que lleva asociado. Después de todo, ¡sólo la víctima sabe lo que sucede en su interior!
Cuando la víctima de acoso ve algún vehículo de la empresa en la calle entra en un estado de malestar emocional, sabiendo que la persona que le acosa suele utilizar el coche de la empresa en distintos momentos. Así, queda claro que esta persona está experimentando lo que llamamos un colapso emocional, pudiendo tener consecuencias físicas, tales como: Temblores, sudoración, variaciones de presión y cambios en el sistema nervioso en general.
Y para concluir, veamos los puntos de activación de recuerdos traumáticos en la vida de la víctima de acoso y que le recuerdan a la persona que cometió este crimen en su contra, podemos destacar los siguientes:
- Huele el perfume; - Escuchar canciones determinadas; - Escuchar cierto tipo de expresiones de familiares, amigos o incluso de una persona que no es conocida; - Al ver en la calle el vehículo -del mismo color y tipo- que utiliza habitualmente la persona acosadora, se puede pensar que es la persona que le sigue.
Por favor, observe más de cerca su entorno, ya que hoy puede haber un delito de acoso en su lugar de trabajo.
Reflexiona, después de todo, es como tener a alguien siendo violado en tu propia casa. Si coqueteas con alguien, respétate más y dale el respeto digno que cualquier ser humano merece. Si eres testigo de ello, ten cuidado, si esta persona no puede soportarlo y pierde la vida, es posible que hayas sido cómplice y cargues con este hecho en tu conciencia por el resto de tu existencia.
Este problema es muy serio y muchas empresas no sólo deberían observar el alto desempeño productivo de sus empleados, sino también monitorear las relaciones interpersonales que a menudo ocurren ante las narices de los gerentes. Si tiene un puesto directivo, tenga cuidado con su actitud hacia sus subordinados. ¡Los próximos segundos son tan desconocidos como los próximos cien años! Y si fueran tus hijos, ¿qué harías? Dale a los demás lo que quieres recibir. ¡El respeto genera respeto!
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