Una Coalición para la Conservación del Fondo Marino solicitó una moratoria para evaluar impacto de la minería en los ecosistemas del fondo marino. Imagen: Geomar / Wikimedia Commons
BOGOTÁ – Impulsar una moratoria para hacer estudios a largo plazo. Esa fue la solicitud de 115 organizaciones no gubernamentales durante la reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, en inglés). Desarrollada en Kingston, Jamaica, la última semana de marzo, la cita tuvo como objetivo evaluar un documento borrador sobre minería marina presentado en febrero, que será decisivo para aprobar o no esta actividad en los océanos del mundo.
La 29 reunión de ISA, que congregó a delegados de varios países del mundo, es previa a los encuentros de julio y agosto, cuando se analizará el documento y, de ser aprobado, hará posible la minería marina.
Debido a que esa actividad se podría hacer en ambientes aún inexplorados, muchos alegan que se desconoce el impacto que podrá tener en los ecosistemas.
El grupo de oenegés, denominado Coalición para la Conservación del Fondo Marino (DSCC, en inglés), manifestó preocupación por el bienestar de estos ecosistemas. Además, 25 países se oponen a la minería del fondo marino.
Entre los latinoamericanos que apoyan una pausa de precaución están Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá, República Dominicana y Brasil. Por su parte, México (con Nueva Zelanda, Suiza, Canadá y Reino Unido) promueven la moratoria minera. En contraste, China, India, Japón y Corea del Sur impulsan la aprobación de esta actividad.
“Esperamos que se unan otros países de la región como Guatemala, Perú, Colombia y Argentina”, aseguró a SciDev.Net Daniel Cáceres Bartra, biólogo marino peruano y representante de la Alianza para los Océanos Sostenibles (SOA), quien participó en la reunión de Kingston.
Alertó que la minería afectaría a la región de una manera que aún no se puede predecir específicamente. “Tenemos que prepararnos para la asamblea de julio en la que se discutirá políticamente la moratoria global de estas actividades”, afirmó Cáceres.
“La reunión del Consejo muestra que sigue habiendo una gran división entre los Estados con respecto al desarrollo de un Código de Minería en ausencia de una ciencia sólida. Ante el aumento diario de las crisis en nuestros océanos, las profundidades marinas, como patrimonio de la humanidad, deben servir como fuerza unificadora», dijo en un comunicado, Sofia Tsenikli, líder de la campaña global de minería en aguas profundas del DSCC.
«Para salvaguardar nuestro patrimonio colectivo debemos unirnos detrás de una moratoria global”, añadió.
Travis Aten, director de campaña de comunicaciones de DSCC, explicó que entre las actividades humanas que plantean un riesgo para la salud de las profundidades marinas está la pesca y la minería en aguas profundas, entre otras.
“Los principales impulsores de estas amenazas son los gobiernos que priorizan la explotación sobre la protección de los océanos, el incumplimiento de los compromisos, la falta de transparencia y una explotación y extracción inadecuadamente reguladas”, señaló Aten.
Según Aten, América Latina vive una situación particular, principalmente en el Océano Pacífico, que se vería afectado por la minería en aguas profundas, pues la primera área que las compañías mineras esperan explotar es la Zona Clarion Clipperton (CCZ, en inglés), entre México y Hawaii.
Indicó que “un motivo importante de preocupación es el tamaño de las zonas de la CCZ que podrían verse afectadas por la minería de nódulos», rocas del tamaño de un puño incrustadas en el fondo marino que concentran minerales de interés comercial.
Se espera que una sola operación minera extraiga 15 000 kilómetros cuadrados de lecho marino en un contrato minero de 25 a 30 años, con impactos indirectos que se extenderán a 75 000 km2 o más por operación”, añadió.
En la reunión, la DSCC y más de 20 Estados propusieron que se aplique una moratoria a la emisión de contratos de explotación y exploración hasta que se comprendan los riesgos ambientales, sociales y económicos de estas actividades.
Luisa Dueñas, del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia e investigadora en ecosistemas de mar profundo, aseveró que en el fondo marino se han descubierto zonas de depósitos ricos en níquel, cobre, manganeso, cobalto, zinc, plata, oro, platino y tungsteno, entre otros minerales usados en aplicaciones electrónicas. De ahí el interés en explotar estas zonas.
Para Dueñas, por mucho tiempo se consideró que el mar profundo era un gran desierto de diversidad biológica, pero estudios a lo largo de los años han demostrado la gran variedad de organismos que habitan allí.
“Por eso los ambientes profundos pueden ser una fuente de nuevos productos farmacéuticos para combatir enfermedades. Aunque el conocimiento de estas zonas creció en las últimas décadas, hace falta por explorar gran parte del suelo oceánico”, reconoció.
Dueñas precisó que “no se tiene conocimiento certero de los daños ambientales que puede generar la industria que usa métodos destructivos para la explotación, que podría desestabilizar el sumidero de carbono más grande del planeta, lo cual traería pérdidas irreversibles de ecosistemas y biodiversidad».
«No vale la pena arriesgar lo que tenemos cuando pueden existir otras fuentes de minerales o tecnologías que permitan reciclar o reutilizar los materiales necesarios para las aplicaciones electrónicas”, concluyó.
Este artículo se publicó originalmente SciDev.Net América Latina. RV:EG - Fuente: IPS
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