En la última década los discursos de odio se han extendido más rápido y más lejos que nunca como resultado del crecimiento de la desinformación en las redes sociales y el aumento de la polarización y el populismo. Tanto online como offline, los discursos de odio discriminan a personas en base a prejuicios negativos y tienen el potencial de generar violencia y propagar ideologías extremistas. Un alcance que ha llegado incluso a las propias aulas de las escuelas, donde esta retórica puede afectar especialmente a niños y niñas, que disponen de menos herramientas críticas.
Ante esta situación, la Campaña Mundial por la Educación (CME), coalición liderada en España por las organizaciones Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas y Plan International, ha decidido dedicar su 21ª Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) a combatir la proliferación de discursos de odio en las aulas. Para ello, entre el 22 y el 28 de abril, más de 1000 alumnos y alumnas de ocho Comunidades Autónomas se movilizarán en diferentes acciones de calle a través de las cuales alumnado y profesorado reivindicarán la Educación Transformadora para la Ciudadanía Global (ETCG) como la herramienta crucial para combatirlos, como defiende la CME en sus materiales educativos.
Para la CME este proceso socioeducativo es crucial en un momento donde solo un 7% del alumnado en los países de la OCDE alcanza un nivel de competencia suficiente para discernir entre hecho y opinión, según los últimos resultados del informe PISA. Así lo señala Mariluz Aparicio, coordinadora de la CME en España, que recalca cómo “la Educación Transformadora para la Ciudadanía Global permite que el alumnado de todas las edades tome decisiones informadas, a la vez que detecta las causas y mitiga las consecuencias de los discursos de odio en el ámbito educativo”.
Para conocer de primera mano la situación dentro de las escuelas, la CME ha realizado una encuesta al profesorado en la que han participado más de 140 educadores y educadoras de 13 comunidades autónomas. En palabras de Mariluz, “la gran cantidad de respuestas y su extensión y profundidad demuestran la necesidad que tiene el personal docente de compartir sus experiencias relacionadas con los discursos de odio dentro del aula".
Defender una educación que pueda capacitar a toda la comunidad educativa para ser capaz de examinar, cuestionar y cambiar las construcciones sociales y culturales negativas es otro de los objetivos que impulsa la SAME este año, bajo su lema “Transforma-T para (con)vivir”. Una meta necesaria, señalan desde la CME, para construir narrativas transformadoras de convivencia y de pluralidad que lleguen a toda la infancia y juventud, para combatir situaciones de discriminación y violencia, y así darles la oportunidad de construir un mundo más justo, pacífico y cohesionado.
Esta atmósfera de animadversión actual, que llega a impregnar el día a día en las escuelas, es una de las principales inquietudes del profesorado: “Nos preocupa la naturalidad con la que están asumidos muchos discursos de odio y la poca empatía que muestra el alumnado hacia el daño que puede causar sus comentarios. Aún así, suele haber dos grupos muy marcados de alumnado, están aquellos que descartan directamente ese tipo de discurso y aquellos que los repiten sin reflexionar sobre sus palabras y el efecto que tienen en los demás", señala María, docente de Pamplona.
Como María, son muchas las profesoras y profesores que son testigos del creciente clima de tensión. Ante esto, la CME ha lanzado una serie de peticiones al Gobierno y a la administración pública a nivel estatal, autonómica y local con el fin de prevenir, detectar y eliminar los discursos de odio en las aulas. Diferentes demandas que incluyen desde impulsar nuevas estrategias y planes para evitar cualquier tipo de discriminación a revisar los procedimientos burocráticos ya existentes, pasando también por incluir materias relacionadas con la educación antirracista, entre otras reclamaciones.
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