Un famoso escritor fue a un pueblo para escribir un libro costumbrista. Para conocer al barquero, le pidió a éste que lo cruzara a la otra orilla del río. Una vez en el trayecto, le pregunta al aldeano si en su vida había leído un libro. Y éste le dice que no, a lo que el literato le contesta que había perdido un cuarto de vida. Después le inquirió si sabía escribir, a lo que el lugareño le responde que no. Y el novelista le apunta que había perdido otro cuarto de vida. Más tarde, el dramaturgo interpeló al rustico si había viajado y éste le replicó que no. A lo que el poeta argumenta que había perdido otro cuarto de vida. En un momento dado, la barca naufraga y el agreste en cuatro brazadas llega a la otra orilla. Una vez allí, escucha al periodista pedir auxilio. Y el iletrado le consulta:” ¿No sabe nadar?” ¡No! Le dice el vate. A lo que el inculto remero le sugiere:” Pues ha perdido usted toda la vida”.
El profesor de filosofía y gurú, Osho, dijo que escribir no sirve de nada. Pues después de haber leído cientos de libros, se escribe sobre lo que ya está dicho. Por otra parte, Salomón, ya sugirió mucho tiempo antes que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Y mi abuela, que era una señora muy sabia, aseguraba que decir lo que otros dijeron, es como regar después de un diluvio...