Esta es una de las grandes preguntas del ser humano, ¿cuál es tu/mi o nuestro/vuestro sistema de ideas, ideas que abarcan todos los temas de humanidades, no de las ciencias…?
En cuanto a las ciencias, tenemos que aceptar que si un concepto o idea o experimento es aceptado totalmente, por casi toda la comunidad científica de esa especialidad, tenemos que aceptarlo como verídico o verdadero. Después, vendrán algunos científicos de esa rama que puede que pongan en crisis ese concepto o idea o enunciado o teoría. Pero el resto de mortales hasta que no suceda lo contrario, tenemos que aceptar, la teoría de Darwin, o la teoría de la genética de Mendel o la teoría de Einstein…
Pero en el resto de los temas que abordan las humanidades, pongamos por caso las filosofías, las ideologías, las culturas, las religiones, las humanidades, y, dentro de ellas todas las cuestiones antropológicas, económicas –mitad ciencia, mitad humanidades-, la psicología –mitad y mitad como la economía-, la sociología, la antropología, y, todas las ciencias sociales, que están siempre a mitad de camino… Especialmente, las cuestiones sociopolíticas, donde en un nombre se abarcan decenas de ramas y subramas del saber, cientos de conceptos…
Todo ser humano, por diversos motivos o razones, racionales e irracionales, aceptados por su tradición familiar o ambiental o educativa, o por su formación, endoculturación o exoculturación –o, una mezcla de ambos, que es lo general-, pues al final, arriba/llega a un sistema de ideas, a eso le denominamos ideología. El concepto ideología, durante estos dos últimos siglos, ha ido derivando de significado, desde un concepto no correcto o no bueno o no exacto, hasta ahora, que en este escrito se utiliza, simplemente como sistema de ideas, que cada persona dispone, cada grupo o colectivo o cada estrato social o cada cultura.
Pueden en esto existir dos tipos de individuos, que forman grupos: aquellos que adoptan un sistema ideológico, que abarca multitud de ramas y cuestiones y concepciones, y, con pequeños matices o cambios, los aceptan durante toda la existencia. Si disponen de siglas sociopolíticas claras o afiliaciones, pues disponen de estar en un grupo ideológico político y económico. Si no es así, diríamos están siempre en esos aledaños de esa ideología, aceptando y evolucionando. Podríamos poner ejemplos, pero existen docenas y decenas en el mundo. Por ejemplo, alguien que sea marxista y va derivando a un neomarxismo, y, está situado con afiliación a un partido político, sea más suave o menos suave durante su existencia –o, no lo está-.
Y, el otro tipo de personas son aquellas que su sistema de ideas, va evolucionando a lo largo del tiempo, digamos que cada diez o quince años, quizás con un tronco esencial común, pero después, en todas las ramas van floreciendo de muchas maneras y formas… esto es más propio de los filósofos y pensadores, que su oficio es examinar las ideas… y, pueden cada diez o quince o veinte años, ir derivando y evolucionando, imaginemos que era neoescolástico, pudo pasar después a alguno de los existencialismos con toques neomarxistas, y, al final de su etapa es una hibridación de ideas, que no ha surgido un nuevo sistema ideológico-filosófico nuevo, pero casi podría ser. Al final de todo el hipermercado de ideas, ha construido casi un nuevo sistema ideológico a la carta, para él o para ella.
De aquel movimiento ha tomado ideas económicas, de aquel otro ideas antropológicas-psicológicas, de aquel sociológicas, y, de otro religiosas-teológicas. Al final, tiene un combinado en la cabeza, que no se siente de ningún grupo, y, ningún grupo se siente proyectado en él o ella. Con lo cual la soledad y el silencio es su alimento diario. Esto puede parecer que no tiene importancia, pero tiene mucha. Porque hoy, estar en un grupo ideológico sociopolítico, con afiliación o no, permite que se abran puertas y que otras se cierren.
Pero la persona que no está, que es un librepensador, libreanalizador, libreexpresador, hoy, aunque no se indique/diga/exprese, tiene muchos problemas, porque nadie les considera de ellos, y, si encima no ataca a los contrarios de ellos, sino que acepta que algunas ideas son buenas en unos, otras son en otros. Y, es más que si en determinados momentos, quizás es más lógico y racional esta ideología, o algo semejante a ello, y, en otros momentos es otra…
Al final, las personas de este segundo grupo, pueden acabar siendo individuos que se sienten ciudadanos de segunda en su propio país y sociedad y Estado. Esta es la realidad.
Todo esto y algunas cosas más, me lo ha recordado, al confrontarme con algunos párrafos del escritor y pintor y teórico de la estética, John Berger, en un artículo titulado: Diez comunicados. Dónde hallar nuestro lugar (junio 2005). Publicado en la Jornada o en la Ojarasca.
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