Nos vemos obligados a repetir en esta presentación de nuestra MEMORIA ANUAL DE ACTIVIDADES correspondiente al año 2023 lo que venimos repitiendo, año tras año, especialmente para quienes se acercan a nosotros por primera vez.
Llevamos muchos años publicando nuestra MEMORIA ANUAL DE ACTIVIDADES haciendo especial énfasis en la actualidad en que el Instituto Romanò para Asuntos Sociales y Culturales, vieja asociación gitana cuyo principal objetivo era la defensa de la cultura gitana, se haya hecho cargo de algunos programas sociales de atención al Pueblo Gitano.
Hay cosas que no deben cambiar
Esto lo hemos tenido siempre muy claro, y en consecuencia así hemos actuado. Nuestros programas son públicos, la actividad que desarrollamos es sobradamente conocida porque no tenemos nada que esconder, y la rendición de cuentas, para que todo el mundo sepa cuánto dinero recibimos, de quiénes lo recibimos y en qué lo gastamos, es nuestra principal obsesión. Cosa que es fácilmente entendible por lo que siempre hemos dicho y ahora repetimos otra vez.
El testimonio de nuestra actividad que se ofrece en estas páginas es humilde porque somos conscientes de nuestras limitaciones. Pero nos enorgullece saber y decir que todo lo que aquí se dice ha sido pensado, diseñado, dirigido y administrado por los propios gitanos. Lo que no es poca cosa cuando contemplamos los vientos que corren.
Estos son los vientos que soplan
Una ONG como la nuestra, sin más vínculos externos que no sean los de los propios gitanos, está condenada a la inoperancia si no cuenta con la ayuda y la solidaridad de los poderes públicos en primer lugar, y de la sociedad en la que convivimos en segundo lugar.
El tejido humano que conforma la población gitana española ha evolucionado mucho si lo comparamos con lo que era la comunidad gitana de nuestro país en los gloriosos Años de la Transición. En 1977 el analfabetismo asolaba a nuestro pueblo con un índice del 80%. Hoy, gracias a Dios, solo queda un escaso 8 o 9 por ciento integrado por personas muy mayores o ancianas. Y como consecuencia del extraordinario cambio experimentado por la sociedad española en su conjunto, ha aparecido un muy cualificado grupo de gitanos y gitanas que han reclamado el papel protagonista que les corresponde para liderar nuestro propio cambio.
Y hasta hace unos años, tanto durante el gobierno del Partido Popular, como del PSOE, nuestra organización ha encontrado la sintonía y la colaboración indispensable de ambos Gobiernos para llevar a cabo nuestros proyectos de transformación social. Pero la buena racha se acabó cuando empezamos a depender de ministerios regentados por personas ajenas a los grandes partidos.
Y no me refiero directamente a los titulares del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 que es del que mayormente dependemos y del que hemos recibido peor trato, sino igualmente de otros organismos de los que dependen algunas de nuestras actividades Nos hemos encontrado con la circunstancia de que un programa cuyos buenos resultados requieren de una acción larga y continuada en el tiempo —con el racismo no se acaba de la noche a la mañana— pero de quien depende la aprobación de nuestros proyectos no los han considerado tan decisivos y los han condenado a la inactividad.
El año pasado ya dijimos que nuestros programas que tienen como finalidad principal la lucha por la igualdad —Periodistas contra el Racismo, la publicación “O Tchatchipen” y el periódico quincenal “Nevipens Romani”— eran herramientas fundamentales en este ámbito de nuestra lucha, pero el gobierno progresista de España no lo ha visto así, de tal forma que nos ha dejado inertes por falta de recursos para cumplir, con gran esfuerzo, los objetivos mínimos del programa.
Ahora solo nos queda la opción de lamentarnos y decirle a los gitanos y gitanas españoles que creen en nosotros, y a los no gitanos que confían en nuestra larga lucha por conseguir que seamos artífices de nuestro destino y administradores de nuestra libertad, que ya vendrán tiempos mejores.
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