Agentes externos y contradictorios a lo que es la particularidad española no tienen ningún plan realista y efectivo que garantice la preservación del medio ambiente español, y sus medidas únicamente van destinadas a crear un orden político nuevo que modifique la vida y las costumbres de los españoles.
Las llamadas transiciones ecológicas sólo tienen el objetivo de transferir cantidades de dinero de las clases medias y trabajadoras a esos agentes externos que impulsan una falsa agenda climática. Sus iniciativas van encaminadas a la imposición de un nuevo clima, mientras se desvinculan los crímenes medioambientales perpetrados por otras potencias mundiales.
España y toda Europa corren el riesgo de arruinar su presente y su futuro si se persiste en este actual adoctrinamiento climático.
La conservación y mejora del medio natural ha de llevarse a cabo respetando la calidad de vida de las personas, sin que el peso de este cambio recaiga sobre los españoles, y mucho menos en forma de impuestos verdes, es decir, y hablando claro: no puede convertirse en una excusa para criminalizar a nuestros trabajadores o agricultores.
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