Nos acercamos a nueve meses de la guerra de Gaza, tiempo que demora a una madre alumbrar. Sin embargo, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu no ha procreado ninguna de las criaturas que prometió: eliminar al Hamás y liberar militarmente a los rehenes hebreos. En vez de ello, la resistencia armada anti-israelí se fortalece y la guerra se intensifica en otros 2 frentes: el de Cisjordania (al centro) y el de Líbano (al norte).
Netanyahu rechaza cualquier forma de Estado palestino, algo que le hace chocar con Washington y con las Naciones Unidas, quienes favorecen que se dé uno en los territorios ocupados tras la guerra de 1967.
Lo que quieren Netanyahu y sus ministros ultraderechistas Bezalel Smotrich (finanzas) e Itamar Ben-Gvir (seguridad) es anexarse estos. Empero, no buscan hacerlo a la manera del reino de Transjordania. Este, en 1948-50, incorporó Cisjordania a su seno, dándole ciudadanía plena a todos los palestinos. Además, cambió el nombre del país al de Jordania (uniendo a ambas márgenes del Jordan).
Hace 57 años, Tel-Aviv ocupa el Golán sirio, Gaza y Cisjordania. No obstante, no le da ni le quiere dar la ciudadanía a casi todos sus habitantes nativos. Tampoco quiere cambiar la denominación del Estado para ser uno más inclusivo. La inmensa mayoría de los palestinos que viven bajo administración israelí nunca han conocido un gobierno que no se base en una ocupación militar que les priva derechos electorales y civiles. Se supone que Israel es el principal aliado de EEUU en el Medio Oriente, pero Tel-Aviv se niega a adoptar el sistema de democracias multiétnicas inclusivas que hay en las Américas. No quiere ser una república con una constitución ni dar igualdad a todos los que viven bajo su administración. Los únicos que pueden llegar a ser gobernantes o ministros importantes son miembros del credo dominante, pero las demás nunca han contado con ningún representante suyo en dichos puestos de poder.
Israel es el único país del planeta que le da ciudadanía inmediata a cualquier correligionario de cualquier parte del mundo (aunque no sepa hablar hebreo), pero a la mayoría de quienes vivieron en su país durante generaciones no se les permite retornar a sus hogares o ser ciudadanos. Esta discriminación afecta a los judíos del resto del globo, quienes se han beneficiado de democracias inclusivas generando antisemitismo. Pese a que los judíos representan menos del 0.1% de los mexicanos, esta república ha electo a la judía Claudia Sheinbaum como su presidenta. En cambio, ningún miembro de otra etnia ha gobernado Israel.
Hoy no se sabe a ciencia cierta cuál es el territorio oficial de Israel, el cual ha incorporado a toda Jerusalén y al Golán (al cual despobló de la mayoría de sus 130,000 habitantes sirios) y ha creado un muro que divide a pueblos de Cisjordania. Todos los organismos de derechos humanos israelíes cuestionan que a los palestinos no se les permite retornar a sus tierras ancestrales y se les pone numerosos controles entre distintas aldeas y ciudades contiguas.
Pese a que Naciones Unidas vetan el establecimiento de colonias sionistas en Cisjordania, esta está repleta de ellas. Allí residen más de 700,000 hebreos, quienes acaparan las mejores tierras, tienen acceso privilegiado al agua (mientras que a los palestinos se les pone restricciones, incluso para recolectar a las de lluvias), andan armados, votan en las elecciones, tienen varios ministros y son tratados con privilegios.
"The New York Times" (22/06/2024) reveló un discurso de Smotrich, a su partido sionista-religioso. En la presentación de este, dicho diario dice "Los jueces israelíes han dictaminado desde hace tiempo que el control israelí del territorio es una ocupación militar temporal y cumple con el derecho internacional. El reciente discurso de un poderoso ministro, grabado en video, sugiere que el gobierno está tratando de cambiar eso."
Allí Smotrich postula “establecer hechos sobre el terreno para hacer de Judea y Samaria [Cisjordania] una parte integral del Estado de Israel”. Promete que "Estableceremos la soberanía… primero sobre el terreno y luego a través de la legislación. Tengo la intención de legalizar las nuevas colonias."
Smotrich también afirma que "la misión de mi vida es frustrar el establecimiento de un Estado palestino". Su doctrina es colocar tres opciones a todos los árabes que quedan en Israel: ser expulsados, muertos o quedarse con menores derechos.
Apenas ingresó al gobierno, Smotrich aprobó miles de nuevas viviendas en asentamientos, haciendo más difícil para los palestinos construir casas y moverse. Hoy, también integra al ministerio de defensa, responsable de la administración civil en Cisjordania. Al transferir el control de Cisjordania desde las FFAA al gobierno se da un cambio "mega-dramático" para "alterar el ADN nacional". Para eludir críticas internacionales, Netanyahu viene manteniendo al Ministerio de Defensa envuelto en Cisjordania, a fin de que se piense que esto es una cuestión militar no permanente, pero lo que se viene haciendo es creando una institución civil paralela que vaya transfiriendo tierras y propiedades a los colonos.
La franja de Gaza se ha convertido en la zona metropolitana más archi-bombardeada de los últimos 80 años, donde los niveles de explosivos detonados quintuplican a la energía desencadenada en Hiroshima 1945. No hay ciudad, aldea, universidad u hospital gazatí que no haya sido devastada. Los ministros de "Poder Judío" postulan bombardear nuclearmente a Gaza o limpiarla étnicamente. Para Ben-Gvir, hay que recolonizarla con asentamientos sionistas y sacar a la mayor parte de los gazatíes. Daniel Harari, portavoz del ejército israelí, afirmó que no hay posibilidades de arrasar con Hamás. Esto es algo que contradice a Netanyahu, quien, a su vez, ha chocado abiertamente con Washington, al cuestionarle por no proveerle 3,500 bombas de precisión que necesita.
Los halcones quisieran una guerra total con Líbano, pues desde allí Hizbola ha bombardeado diariamente a Israel. Unos 60,000 israelíes han debido dejar sus casas por ello. No obstante, una cosa es una guerra de relativa baja intensidad y otra es una invasión, como las que realizó Israel entre 1982 y 2000. En estas acciones, se forjó Hezbola, e Israel fue obligado a replegarse.
Las ocupaciones brutales pueden convertirse en un bumerán para quienes las imponen, pues empujan a los nativos a unirse para resistir como sea. Debido a las incursiones sionistas en Líbano, hoy Hezbola es una poderosa fuerza bélica con más de 100,000 cohetes capaces de estallar en todo Israel. Esta ha publicado vídeos de sus drones espías mostrando imágenes detalladas de los principales puertos del Mediterráneo israelí y de Dimona donde está su planta atómica.
En el fuego cruzado Israel-Hizbola han muerto 28 hebreos y 500 libaneses. Medios árabes advierten que Netanyahu planea incursionar en Libano para mediados de julio. Lloyd Austin, Secretario de Defensa de EEUU, le dijo a su contraparte israelí Yoav Gallant que dicha guerra "sería una catástrofe para Líbano, y va a ser devastadora para inocentes civiles israelíes y libaneses."
De darse una incursión sionista en Líbano, se podría dar paso a una guerra regional en la cual se envolverían los aliados árabes de Teherán, e incluso Irán mismo, quien promete que ello será el fin de Israel. Si bien Washington va a apoyar a Tel-Aviv, esta no quiere ir a esa clase de guerra ni a un enfrentamiento directo con Irán, máxime cuando no le va bien en Ucrania y en noviembre son las presidenciales norteamericanas.
Benny Gantz, general que apunta a ser el nuevo premier israelí, se retiró del gobierno denunciando que Netanyahu no quiere un acuerdo para liberar a los rehenes hebreos. Tanto él, como Yair Lapid, jefe de la oposición, le acusan de priorizar sus cálculos personales sobre los intereses nacionales. Netanyahu teme que si para la guerra su gobierno caería y que luego él pudiese acabar bajo rejas.
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