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El 16 de octubre cayó en combate Yahya Sinwar, el hombre más buscado por Israel. Para el premier hebreo Benjamín Netanyahu esto fue un colosal éxito que debiera levantar su alicaída popularidad. Sinwar fue quien reemplazó a Ismail Haniyeh como líder del buró político del “Movimiento de Resistencia Islámico” (Hamás) seis días después de que el primero de octubre fue asesinado en Teherán.
Un nuevo bombardeo israelí, en una zona del norte de Líbano con población de mayoría cristiana, causó 18 muertos este lunes en un edificio residencial, mientras responsables de las Naciones Unidas mantenían llamamientos a la contención y a negociar un cese del fuego.
A fin de entender como desde el propio lado sionista se ven tantos cuestionamientos al gobierno de Benjamin Netanyahu, es bueno estudiar las críticas que les hace uno de sus más distinguidos generales mayores en reserva: Isaac Brik. Brik, quien ha sido ombudsman de las tropas israelíes, recibió la medalla del coraje cuando en la guerra de Yom Kipur (1973) salvó a varios tanques, pese a que el suyo fue bombardeado y su cara fue quemada.
Al asesinar al principal negociador del Hamás, Netanyahu ha asesinado un posible cese al fuego y condena a más privaciones o a la muerte a sus propios compatriotas rehenes en Gaza. En contra de lo que quiere la mayoría de los israelíes y de los judíos del mundo, él juega con la posibilidad de una guerra regional como la mejor manera de sobrevivir y evitar perder el poder y acabar preso.
Nos acercamos a nueve meses de la guerra de Gaza, tiempo que demora a una madre alumbrar. Sin embargo, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu no ha procreado ninguna de las criaturas que prometió: eliminar al Hamás y liberar militarmente a los rehenes hebreos. En vez de ello, la resistencia armada anti-israelí se fortalece y la guerra se intensifica en otros 2 frentes: el de Cisjordania (al centro) y el de Líbano (al norte).
La asimetría del castigo realizada por Israel en Gaza habría provocado la desafección hacia Biden del ala izquierda del partido Demócrata y el cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía.
Uno de los tantos problemas de la “comunidad internacional” es que no es ni comunitaria ni internacional. El término se debería reservar sólo para el conjunto de países que integran la ONU. No obstante, no hay que ser un lince para saber que ciento noventa y tantos países pueden menos que siete u ocho. Tenemos el ejemplo de Palestina.
Cuando sucede algo importante y nuevo frente a las posiciones dominantes, siempre se crea confusión con los hechos, para que no se vea la clave novedosa. Y es un hecho insólito y de enorme importancia política que el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) haya pedido órdenes de arresto contra Netanyahu, Gallant -su ministro de Defensa- y contra tres líderes de Hamás.
Las protestas estudiantiles pro-palestinas en Estados Unidos, ¿harán caer la postura de Washington en la tierra de Israel-Palestina? Sin duda, puede influir en la no reelección de Biden, y en la política de Oriente próximo. Fruto de las acciones internacionales, Joe Biden y Estados Unidos aumenta la presión sobre su aliado Benjamin Netanyahu: ellos son los actores principales de esa tensión que se está produciendo.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu está en un gran dilema. El ala dura de su gobierno demandan una inmediata ofensiva final sobre Rafah (la única urbe que no ha sido 100% tomada por el ejército), que se encuentra al extremo sur de la franja de Gaza, mientras que la mayoría de la opinión pública y de los aliados internacionales de Israel le piden un alto al fuego temporal para intercambiar rehenes hebreos por prisioneros palestinos.
El sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y conformar una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Parecería contradictorio afirmar que Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel durante 15 de sus 75 años de existencia, debilite tanto a su propio país. Ningún otro gobierno le ha socavado tanto interna y externamente. Queriendo evitar ir preso por fuertes acusaciones de corrupción, él ha buscado mantenerse en el poder y anular la independencia del poder judicial.
Los haredim tan sólo representan el 14% de la sociedad israelí pero serían un Estado dentro del Estado que intentan fagocitar todas las áreas sensibles del poder del Estado judío (Interior, Vivienda, el Mosad y los mandos del Tzáhal o Ejército judío) e imponer la Halajá o ley judía a más del 43% de población que se declara laica, de lo que sería paradigma el hecho de que el Estado israelí no permite el matrimonio civil.
El actual sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable.
Rafah es la última ciudad que quiere ser tomada por el ejército israelí ("Tzahal"), el cual controla casi totalmente a la franja de Gaza. Rafah contiene la única salida de toda esta región con Egipto y el mundo exterior. Hace 2 décadas allí vivían 152.950 palestinos, pero hoy ya hay 1.500.000 gazatíes (un 60% de sus 2,300,000 habitantes).
El diario Haaretz en una editorial del 8 de octubre acusó directamente a Netanyahu de ser «el responsable de esta guerra entre Israel y Gaza» y asimismo, la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar las informaciones egipcias.
Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la defensa israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu, el brazo armado del grupo islamista Hamás lanzó la más cruenta ofensiva desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, y con el saldo de 1.400 víctimas israelíes y la toma de cerca de 240 rehenes.
Las protestas contra la reforma legal de Netanyahu que anulaban la separación de poderes, habrían tenido como efecto colateral la aparición de fisuras en las áreas de Defensa e Inteligencia israelíes, debido a la negativa de un número importante de reservistas de incorporarse a puestos vitales para la Defensa israelí, muchos de ellos aglutinados en el bloque "Hermanos y Hermanas en Armas".
Hace poco, algunos medios recogían unas palabras de Netanyahu, primer ministro de Israel. La mayoría destacaba la siguiente frase: "La Biblia dice que 'hay un tiempo para la paz y un tiempo para la guerra'. Este es un momento de guerra". Otros daban un paso más y completaban la intervención: "Debéis recordar lo que Amalek os ha hecho, dice nuestra Santa Biblia. Nosotros lo recordamos y estamos luchando".
El miércoles 17, Joe Biden, presidente de EEUU, fue a visitar al primer ministro israelí Benjamín "Bibi" Netanyahu. Al día siguiente hizo lo mismo el premier británico Rishi Sunak, quien, luego de estar en Israel, viajó a Arabia Saudita para entrevistarse con el príncipe heredero Mohammed bin Salman.
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