Desde tiempos remotos pasando por la antigua Grecia; el helenismo y sus musas, la cultura celta y su paganismo inspiradas en sus propias musas; las hadas e incluso en las antiguas culturas del extremo Oriente como la India impregnada por el budismo, jainismo e hinduismo, China con su taoísmo y las ideas confucianas, Corea del Sur con el Cheondoísmo, y Japón con el sintoísmo; el arte en todas sus manifestaciones era misticismo y filosofía.
El poeta al recitar acompañado de una lira u otro instrumento sus versos, entraba en un estado de ebriedad o trance; fundiendo su psiquis (literalmente ‘alma’; del griego clásico ψυχή, transliterado psykhé, ‘psique’, ‘alma’) con el Chronos (griego antiguo: χρόνος, romanización: Khrónos) y rompe las cadenas de Ananke (en griego antiguo Ἀνάγκη Ananke o Ἀνάγκαιη Anankaie),y se vuelve a sí mismo el Kairós (en griego antiguo καιρός, kairós). ¡El poeta es el reloj mismo; ese instante en el que la moneda está entre sello y cara! ¡Es el eterno ahora de todas las posibilidades! El estado poético son esas promesas ‘elysianas’ de los antiguos helenistas; un estado de inspiración «divina» en el que por un momento te separas de tus pensamientos —Sean recuerdos o aspiraciones—, y simplemente vives el momento… ¡El aquí y ahora! Todos sin importar si seamos poetas o no hemos sentido en algún momento esa ‘esencia divina’ en nosotros floreciendo ya sea a través de las actividades religiosas, de la música, cuando estamos ebrios o incluso cuando estamos enamorados. ¡Ese es justamente el estado poético!
El problema de muchos poetas y escritores es que escriben para otros escritores pero hacer poesía no es recitar versos a otros poetas cayendo en la frustración por aprender tantas reglas gramaticales para sorprender a otros escritores cuando la poesía no es gramática; la poesía es subjetividad sin raciocinio alguno. Como en alguna ocasión dijo —y parafraseando un poco sus palabras—, un gran poeta venezolano hace mucho tiempo en uno de sus talleres de poesía, Wiliams Alberto Hernández: «¡Son más gramáticos que poetas porque escriben para otros escritores pero no hacen poesía ni saltan hacia afuera del lenguaje prosaico!».
La poesía realmente no es escribir por escribir; nisiquiera necesitas ser escritor porque la poesía es totalmente diferente a cualquier otro tipo de escritura, incluso otros géneros literarios. ¡La poesía quizá es el lenguaje de los dioses como creían los antiguos griegos! Pero una definición más precisa sería ‘El sentir en su interioridad’ porque para hacer poesía basta con simplemente sentir intensamente y es lo que los antiguos japoneses llamarían el Kotodama o kototama (言霊, Kotodama o kototama lit. «palabra espíritu/alma») y es la verdadera esencia de la poesía. Es lo que nos propone el autor de Hanasaki (Mérida, 2021) y reportero del diario español Siglo XXI Jesús Rafael Marcano.
¡Debemos cada día ser menos racionales y más poéticos y eso es el lenguaje y estado poético!
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