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Una mujer empoderada a pesar de la humillación

Entrevista a la escritora Helena Cueto
José Luis Ortiz
sábado, 8 de marzo de 2025, 13:40 h (CET)

Vivimos en una sociedad machista en la que la mujer está cosificada y está siendo tocada hasta morir y se naturalizan los abusos desde la cultura de la violación. Si bien su obra me recordó a obras como Mala onda, una obra que habla sobre el racismo y la violencia de género y que sólo es superada por sus dos novelas de esta gran escritora que relata una historia, su historia que comenzó en su más tierna infancia con abusos sexuales y esas violaciones que sufrió.


Helena H


Lo peor es que, recientemente, en una de las presentaciones de sus novelas, fue objeto nuevamente de abusos y lo más lamentable, de alguien muy cercano a ella y que conocía su dolor.


A pesar de ello, como ave Phoenix, saca fuerzas de donde no piensa que las tiene y sigue con su lucha por el respeto y esa igualdad que una sociedad machista impide de múltiples formas el camino hacia esa igualda que siempre debería haber existido.


1- ¿Cómo estás?


Pues, en estos momentos algo confundida, hace poco tuve una agresión sexual por parte de uno de mis mejores amigos… Vuelvo a estar en tratamiento psicológico y psiquiátrico.


2- Hace poco estaba hablando con una amiga y me dijo: “Somos malas por defendernos del aburrimiento y de aquellos que quieren meternos mano. Somos malas para defender nuestros clubes e instituciones. Somos malas porque nos gusta reírnos.” ¿Qué opinas de esa afirmación?


Yo no creo que seamos malas por defender nuestros principios, ni mucho menos por poner límites; no es cuestión de ser buena o mala, hay que defenderse de los abusos físicos y verbales, tenemos un compromiso como sociedad, y es no seguir normalizando situaciones vejatorias o denigrantes para nosotras. Como te comentaba al principio, el sujeto en cuestión, delante de otro amigo, me dio con un trozo de bistec en la cara y, pese a mi enfado, sirvió de mofa para ambos. Los hechos ocurrieron en un restaurante: ¿soy mala por defenderme y mostrar mi enfado ante una agresión?


3- Supongo que habrá sido difícil escribir sobre unas experiencias traumáticas como las que tú has sufrido. ¿Qué te motivó a escribir sobre ello?


Ha sido muy duro; en mis libros relato los momentos en los que estoy enfadada o siento náuseas a medida que voy redactando mi biografía. Me empujó a escribir sobre mis traumas porque, a menudo, los padres hacemos caso omiso a las señales de nuestros hijos. Vamos tan acelerados por la vida que nos olvidamos de lo importante que es nuestra descendencia… Nuestros hijos deberían ser nuestra prioridad. He denunciado a padres por sacar a sus hijos al rellano de las casas y cerrarles la puerta, dejándolos solos y llorando desconsoladamente; esta práctica la he visto en más de una ocasión… El abandono y la desprotección que siente el menor es una herida penetrante y traumática; si así lo tratan sus padres, ¿qué puede esperar de amigos o parejas?


4- Entiendo que la literatura puede ayudar a visibilizar problemáticas sociales de una forma más accesible que la teoría académica. En ese caso, las instituciones, ¿te suelen apoyar?


Bueno… con el primer libro Paz en busca de su inocencia el IAM de Andalucía me ayudó a ir a todos los centros de mujeres de las 8 provincias; en Granada, cuando llegué, no había nadie, ni siquiera la directora del centro; en Huelva y Córdoba me dieron largas. Y el segundo libro lo presenté en Sevilla y fue preciosa la acogida por parte de los responsables y mujeres; en Jaén, con el primer libro, solo asistieron los responsables, al igual que en Cádiz; para paz en busca de H solo lo presenté en Sevilla, Málaga y Almería. En esta última, los asistentes fueron un grupo de inmigrantes, casi todos hombres, no convocaron a las mujeres…


¿Qué puedo decir? Que depende de quién lleve el centro, se involucra más o menos.


A mí me hubiera encantado que, en mi etapa en la que recibí terapia en el IAM de Málaga, hubiera venido una mujer y me hubiera dicho que el camino es largo y duro, pero se puede vivir con dignidad y cumplir nuestros sueños…


Eso hubiera sido muy potente para mí y el resto de compañeras… Porque cuando presento mis libros así me lo transmiten… Despierto a las mujeres y les hago ver su potencial, y eso, por lo visto, no interesa: a día de hoy nos quieren calladas y sumisas, en el eterno papel de víctima. Y YO ME NIEGO.


5- ¿Cómo se vive la tensión entre el “no pasa nada” y el “sí pasa”, entre el miedo que se siente y la falta de herramientas para nombrarlo? ¿Cómo se puede superar? De Miguel en el epílogo, “es que el feminismo puede salvar vidas. Y, a veces, no es una metáfora; es literal”.


Ufff… Mira, hace poco pasé por una situación muy difícil y complicada, y pese a tener herramientas para ponerle nombre, me quedé paralizada. Te cuento: sufrí una agresión sexual, violación, en enero; pese a mi negativa y viendo la fuerza superior a la mía, para que no me hiciera daños mayores físicos, me dejé. Ya había pasado por esa situación y salí muy mal parada. Esta vez no quería volver a esa situación; me seguí negando y me escabullí en cuanto pude. El agresor era amigo mío desde hacía años, el miedo y la vergüenza se apoderaron de mí, mi cabeza iba a mil, y ahí entré en contradicciones: ¿es un violador o es mi amigo? Los sentimientos y la cordura se peleaban entre ellos, mientras el miedo me paralizaba. Ambos teníamos que asistir a un evento, del que yo era ponente; después de mi presentación fuimos a cenar los asistentes, el agresor también vino. Varios de los lectores me preguntaron qué me pasaba, ya que me conocían por redes y algunos desde hacía años. Mi contestación era: “nada, estoy cansada”, y aun así a más de uno no convencí. Pese a estar alejada de él, me besó pese a mi negativa en una ocasión, y cuando llegó la cena, me puso con una bofetada un trozo de solomillo en mi mejilla; ahí salté, mientras él no paraba de reír y mofarse, y otro comensal también le siguió en su agresión entre risas, diciendo que no era para tanto mi enfado…


¿Cómo lo estoy superando? Sé que no es culpa mía, no siento vergüenza; levanto la cabeza y sigo caminando sin perder la sonrisa. Cuesta mucho, y es cierto que, gracias a recibir terapia desde enero del 21 a junio del 23, dirigida por la terapeuta Amelia Pascual en el IAM de Málaga, he conseguido sonreír con más rapidez. Sé que ahora él es quien debe ocultarse por su comportamiento, no yo…


Las mujeres, en vez de juzgar a otras, deberíamos apoyarnos y ser más empáticas y compasivas… Nadie sabe lo que calla o alberga nuestra mente o corazón.


6- ¿Qué querías provocar o despertar en la lectora o el lector que se adentra en tus novelas?


Toda clase de emociones, pero sobre todo que despierten, que sean más observadores de lo que sucede a su alrededor y dejen de juzgar; no siempre es lo que parece, por experiencia sé que nadie explota sin motivo. Me refiero a personas racionales; los seres (maltratadores/as) solo buscan nuestras explosiones en público, así es como se aseguran su imagen de buenos/as, y las víctimas somos las locas…


También quiero concienciar a los padres, que cuiden, protejan y eduquen a sus hijos, que les brinden la oportunidad de ser niños y a la vez personas de carácter, que desde pequeños sepan que hay que trabajar para conseguir los objetivos. Hoy en día, por no escuchar un berrinche, se les premia constantemente; para que no molesten se les pega a una pantalla, y los niños prácticamente se educan a través de la TV, móviles y videoconsolas; no se les escucha…


Y luego, esos son los que, por norma, ejercen daños irreparables en personas que no tienen miedo a mostrar su lado vulnerable, a llorar en público, a decir un taco o bien expresarse sin pudor en público... La sociedad está enferma.


7- En el imaginario actual tenemos el concepto de agresión sexual o violación, la que ocurre en un callejón oscuro, pero ¿se puede llegar a la violación o abusos sexuales cuando esa relación comienza como una relación deseada por ambas partes?


Por supuesto, hay tantas mujeres que son violadas por sus parejas y no son conscientes. En preguntas anteriores ya te conté cómo un amigo me violó; a los 36 años, mi pareja también me violó en repetidas ocasiones. Forjéceaba con él, hasta que en una de ellas me hizo tales desgarros que no paraba de sangrar por el ano. Fui a urgencias, activaron el protocolo sin yo saberlo; mi estado era de shock, no supe nada hasta recibir la citación. Allí fue cuando mi abogado de oficio me dijo que yo había sido violada por mi pareja. Mis lágrimas no cesaban, no podía creer lo que estaba escuchando… Me quería morir. Había tantos informes médicos que el juez me dejó elegir si entrar a declarar o no… Le dije que confiaba en su criterio y juicio; no entré a declarar y él fue condenado. A día de hoy siguen esas imágenes en mi cabeza, corriendo por la casa para que no me cogiera, y a día de hoy, cuando veo una toalla blanca en alguna casa, me entran escalofríos. Él ponía una toalla blanca a los pies de la cama cada vez que quería sexo… Después de 12 años, aún tiemblo y me entra ansiedad…


8- La infancia es un periodo de socialización fundamental en la autoimagen, en el carácter o en los roles que adquirimos. ¿Se podrían moderar esas conductas? ¿Cómo se debería adecuar el sistema educativo y la familia para lograrlo?


Las familias casi no pasan tiempo con sus hijos; el trabajo y las obligaciones hacen que los progenitores no tengan casi tiempo para sus menores, pero no tener tiempo no es excusa para no educar. Hay que pasar tiempo de calidad, eso vale más que estar cuatro horas con tus hijos cada uno a su libre albedrío. Los niños necesitan normas, límites, protección, que se les validen sus emociones, que se les escuche. Algo que me horroriza es ver cómo algunos echan a los peques al rellano de la escalera porque tienen un berrinche; el mensaje que el menor recibe es de abandono, de que no le importan sus padres, y eso se traduce en la etapa adolescente y adulta en hacer daño a otras personas. El síndrome de abandono es horrible; yo lo sufrí, pero desde muy pequeña fui muy madura. El dolor lo revertí en negarme a creer que todas las personas son malas; no voy a permitir cambiar mi naturaleza de encontrar el amor en su mayor amplitud de la palabra por cuatro desgraciados inconformistas y frustrados.


9- Por lo visto, recientemente tuviste una situación traumática con alguien de tu entorno cercano. ¿Cómo lo has asumido? ¿Cómo puedes superarlo?


Sigo en ello; es duro porque deposité toda mi confianza en una persona que, hasta ese día, había respetado mis límites. Aun hoy, cuando le pregunto por qué me hizo ese destrozo en mi alma, me contestó que se sintió abrumado por mi luz y me la quiso arrebatar, que se sintió celoso de mis méritos…


Ahí descubrí que el que fue mi mejor amigo ahora era un monstruo más en mi vida…


Sigo buscando explicación porque sus palabras no me bastan. Para la agresión tan brutal que me hizo, a día de hoy, cuando hago mis necesidades, sangro; a mí me gustaba el vino y ahora, cuando veo una botella, me dan escalofríos. ¿Cómo lo supero? Tengo 4 botellas de vino en mi cocina; una de ellas es con la que me violó. Esa botella me recuerda que, por sí misma, no es peligrosa, el peligro es cómo la utilice una persona. También me recuerda que he tenido muy bonitos momentos brindando con una copa de vino… Pero a día de hoy estoy en mi proceso: las necesito mirarlas y hablarlas, y decirles que algún día podré descorchar alguna y volver a disfrutar de su olor y sabor.


Hasta entonces, ¡brindemos por la vida con café!


10- ¿Cuál es tu situación actual?


Pues, muy confusa, la verdad. Estoy en una encrucijada; tengo claro que al que fue mi amigo no lo quiero ver en pintura, estoy enfadada e indignada con la falta de compromiso de algunos profesionales a la hora de atender a mujeres víctimas de cualquier tipo de maltrato o agresión… Como te comentaba, me puse en contacto con el centro de la mujer de mi ciudad; me dijeron que, al haber sido una violación, eso lo llevaba AMUVI, que esperara su llamada. Me llamó la psicóloga; concertamos una cita para el 10 de febrero, y cuál fue mi sorpresa: que no hubo tal cita, era una videollamada, ya que el centro está en Marbella y yo estoy en vivo en la capital. Me volví a poner en contacto con ella y me dijo que ya no estaba en ese servicio y que, si quería, pasara mi expediente a otra compañera. ¿Te puedes imaginar mi cara de indignación? Una vez más, me demuestran que los medios están… lo que faltan son personas comprometidas, que realmente estén por vocación, que se interesen por la salud tanto física como mental de las víctimas; somos personas, hay quienes nos tratan como números de estadísticas.


Es una mierda tras otra lo que me estoy encontrando, por no decir que me atendieron en el materno; no sé si me hicieron citología, y de allí me enviaron a mi centro de salud para un consentimiento para ir a Carlos Haya a que me miraran el ano, ya que hubo una agresión anal también. Me pase de hospital en hospital desde las 9:30 de la mañana hasta casi las 22:00 de la noche; por suerte, tuve una buena psicóloga que estuvo al teléfono todo el día conmigo, gracias a ella fue más llevadera la tortura. Entré en pánico en varias ocasiones, por no decir la ansiedad que tuve todo el día… Me sentí como una puta marioneta a manos y merced de esos que dicen protegernos… También he de decir que en urgencias me atendieron con cariño y respeto… Pero esta es la mierda a la que nos enfrentamos las víctimas de violencia, y luego en el parlamento se dan golpes de pecho… Me paso el día durmiendo, ya que la medicación me tiene aturdida todo el día; tengo ganas de llorar y no me salen lágrimas, pero soy dura y lo superaremos. Mira a qué día estamos y aún no tengo psicóloga asignada… Es una puta vergüenza… Tanto dinero a los organismos para esto…


Por no decir que la justicia en nuestro país es de risa…


El día en que las víctimas seamos víctimas y no números, y se juzgue al agresor y no a nosotras… ese día habremos cumplido un gran sueño para nosotras. Estoy agotada de ser juzgada, mientras que el agresor es tratado con benevolencia…


Al final, es lo de siempre… Nosotras tenemos que poner los medios y cambiar, en ocasiones, de hábitos y residencia e incluso de ciudad para estar protegidas; las órdenes de alejamiento no sirven... Mi ex se las saltó hasta en tres ocasiones... Él sigue en mi isla y yo me tuve que ir; la ley no hizo nada, serví de mofa para más de un Guardia Civil, me tacharon de loca y exagerada.

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Me asomé a la naranja a su liberada claridad. La ventana que se abre me abre a su secreto. El secreto del sol es la naranja. El sol muestra la naranja. A Apollinaire el sol le muestra la naranja.

No suele ser habitual entrevistar a un escritor sobre un libro que publicó hace tiempo. Pero es bueno hacerlo, aunque suene extravagante. No siempre hay que hablar de novedades, en ocasiones, es conveniente mirar atrás. Y este es el caso del escritor Pablo Andrés Escapa quien, transcurridos seis años de la publicación de ‘Fábrica de prodigios’, aceptó recordar unos textos que, en su momento, no disfrutaron de la promoción debida a causa de la irrupción del COVID.

 
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