Esta semana pasada con motivo de los debates en el Congreso
para ver si, por fin, España conseguía tener un Presidente de
Gobierno se han escuchado muchas tonterías, mentiras y, en más
de un caso, se han exhibido desde la tribuna de oradores unos aires
de macarra de barrio impropios de toda una señoría parlamentaria.
A pesar de que los diputados del Partido Popular, por su
origen y alcurnia, deben haber acudido a estupendos colegios
privados, en sus actuaciones públicas algunos de ellos dejan bien
patente que los pobres maestros y religiosos que intentaron
desasnarles no lo consiguieron. Insultos y un cierto aire de
matonismo sobrevolaron el hemiciclo cuando Rafael
Hernando, portavoz del PP, subió a la tribuna de oradores para
pedir el voto favorable para su patrocinado, Mariano Rajoy.
La imagen que transmitió el señor Hernando fue la de un diputado
ufano y prepotente que más que solicitar, exigía que todos se
allanaran a sus deseos y votaran favorablemente la investidura de
Mariano Rajoy.
Los que se burlaron de Catalunya cuando ésta estuvo tres meses
sin Gobierno a finales del pasado año ahora callan como .., no
terminaré la frase por respeto, y miran hacia otro lado cuando
España lleva casi un año mal regida, igual de mal que antes, por un
Gobierno en funciones cuya única misión parece ser denunciar
cada semana ante un Tribunal Constitucional que creen de
su propiedad cualquier disposición emanada desde el Parlament de
Catalunya. Callan y amenazan a los ciudadanos, para ellos más
súbditos que ciudadanos, el miedo es su única arma, el miedo y el
chantaje. Amenazan asegurando que si no se constituye un
Gobierno que apruebe los presupuestos para el próximo año
funcionarios y pensionistas verán peligrar sus ingresos, mienten y lo
saben, lo hacen a conciencia, lo llevan en el ADN, lo mismo que
llevan en sus ancestros la plaga de la corrupción.
Y chantajean a los votantes con la amenaza de tener que ir a votar,
por tercera vez, el día de Navidad, y vuelven a mentir y a chantajear
pues en su último programa electoral llevaban la propuesta de
acortar la campaña electoral con lo que no sería imprescindible
celebrar los comicios el día de Navidad. Sus actuaciones son, cada
día más, una muestra de matonismo político, creen que España es
su cortijo y que pueden hacer y deshacer a su antojo.
Se envuelven en la bandera, en la Constitución; y,
especialmente, en la, para ellos sagrada, unidad de la patria. Y
olvidan que han mancillado la Constitución cuando les ha venido en
gana sin contar para nada con el pueblo. Hicieron mangas y
capirotes para aprobar el Estatuto de Andalucía, que a
juicio de algunos constitucionalistas es inconstitucional, en la
provincia de Almería los votos favorables a la autonomía fueron un
42 % cuando constitucionalmente hacía falta un porcentaje igual o
superior al 50 % en todas las provincias, y PSOE y
<b>UCD</b> pactaron una ley orgánica, de rango inferior a la
Constitución, para que los andaluces tuvieran su Estatuto. Y en
cuanto a la unidad de la patria tan sólo recordarles un poco de
historia, ahora que Rajoy coge “la Pepa de 1812 como
modelo, en 1898 vendieron Filipinas, la isla de
Guam y Puerto Rico a EE.UU. por veinte
millones de dólares y al año siguiente las islas Carolinas y
lo que quedaba de las Marianas al Imperio Alemán
por veinticinco millones de pesetas. Seguramente, señores adalides
del unionismo, el lema de sus antecesores era “España no se
rompe, pero se vende al mejor postor”.
Después del segundo fracaso de Rajoy, y también de un Albert
Rivera que ha acabado de perder el norte que nunca tuvo, se
incrementaran los asedios al PSOE para que ceda, olvide el NO, y
no llegue a negar a Rajoy por tercera vez como San Pedro
hizo con Jesucristo. Los lobbys económicos son fuertes y
ya se están moviendo, incluso a nivel internacional, para que la
prensa de referencia de habla inglesa presione en este sentido.
También algunos “barones” y antiguos líderes socialdemócratas
reman en el mismo sentido. Y unos y otros tienen un problema que
se llama Catalunya, un gobierno de progreso necesita el voto de los
diputados catalanes y “como un voto de amor no se le da a
cualquiera” estos piden una cosa tan sencilla como poder celebrar
un referéndum en el que los ciudadanos catalanes decidan lo que
quieren ser y con quien quieren estar. Tan sencillo como eso, tan
sencillo como lo que hicieron los escoceses bajo un gobierno de
derechas en la metrópoli. Pero está claro que para los políticos
españoles este tema es tabú, tan sólo están a favor de los
referéndums si son en Venezuela o Cuba. Como dijo mirando al líder socialdemócrata “España
antes azul que rota.
Tengo una pregunta, ¿contestará Rajoy a las preguntas del
diputado Rufiá, ya les puedo adelantar que no porque
está muy ocupado buscándoles una buena sinecura a los suyos
como ya ha hecho con Soria, ese Ministro que tuvo que dimitir por
tener negocios y euros ocultos en Panamá, un paraíso fiscal. Así
son los macarras de la política. Por cierto donde van Soria ya le
están esperando la sobrina de De Guindos y la hija de
Arias Cañete, que fueron antes para allanarle el camino.
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