El sábado 9 de julio de 1938, era la fecha acordada para un acuerdo secreto en Buenos Aires, por ser el día festivo con que la República Argentina celebra su Independencia. Pero el contubernio no era muy alegórico a la fecha que digamos, pues sellaba la dependencia de varias naciones a la política de buena vecindad irradiada por Washington.
Era la hora 2 y cuarenta, en la madrugada porteña de aquel 9 de Julio de 1938, en el más estricto sigilo, se firmaría un tratado secreto, que incluía una cláusula de permanecer para siempre en secreto.
De acuerdo a sus términos, el Paraguay renunciaba a todo arbitraje y cedía a Bolivia un extenso territorio entre la frontera actual y el límite natural e histórico del Chaco al noroeste, el río Parapití. Ese mismo 9 de julio de 1938 a la hora catorce , doce horas después de haberse firmado en Buenos Aires un acuerdo secreto, Cordell Hull solicitaba mayor precisión a Spruille Braden sobre los plenos poderes que había solicitado.
Las facultades que había pedido Braden como delegado eran muy amplias, escribe Hull, y le pregunta si esa misma autoridad adicional también se otorgará a los demás delegados que representarán a los presidentes en el arbitraje.
En la víspera, antes del mediodía, Braden había pedido plenos poderes al secretario de Estado, que recibió el mensaje a la noche. El acuerdo secreto ya estaba firmado cuando Hull solicitaba esclarecimiento.
El 6 de julio, el embajador norteamericano en Buenos Aires, Weddell,informó a Cordell Hull que la renuncia de Zubizarreta y su reemplazo por Estigarribia era un hecho. Citaba como informante a Efraim Cardozo.
También expresaba su preocupación por la actitud a ser adoptada por Zubizarreta, que se había negado con vehemencia al contubernio. Cifraba esperanzas en que se limite a dimitir.
Weddell había descrito en una comunicación anterior a Zubizarreta como un hombre que lo único que sabía decir era no, no y no.
El acuerdo secreto se hizo cenizas en la chimenea, y aunque el funcionario diplomático Allen Haden se llevó a Washington una copia, nunca apareció entre los papeles del caso archivados por el departamento de estado.
De este tratado oculto, que luego se daría a conocer por otras fuentes, sólo quedaron archivados extractos de las comunicaciones entre Buenos Aires y Washington, donde se hacen precisiones acerca de límites entre Bolivia y Paraguay.
El procedimiento de este acuerdo para delimitar las fronteras fue requerido tardíamente por Hull, y la explicación de Braden nunca se archivó.
En el texto de la comunicación del 4 de julio de Buenos Aires a Cordell Hull se leen las fronteras actuales entre Bolivia y Paraguay, lo cual indica que no hubo arbitraje alguno.
Los documentos Desclasificados fueron conocidos en el inglés original casi tres décadas más tarde, en una publicación académica estadounidense, y siguen siendo ignorados o negados en Paraguay.
El 10 de julio de 1938, el Presidente de la Conferencia de Paz del Chaco ( Cantilo ) escribe al Presidente Roosevelt desde Buenos Aires: “El artículo II del proyecto de tratado - dice Cantilo -, que ya ha recibido la aprobación de ambas delegaciones, dispone que los árbitros decidirán según su mejor saber y entender, teniendo en cuenta la experiencia acumulada por la Conferencia de Paz y las opiniones de los asesores militares de dicha entidad, y que los seis Presidentes de las Repúblicas nombrados estarán facultados para dictar el laudo directamente o por medio de delegados plenipotenciarios”.
Tampoco hacía falta saber ni entender, ni tener experiencia acumulada, pues ya no habría arbitraje. Aún así, el argentino pregunta a Roosevelt si aceptaría el cargo puramente nominal de árbitro, en caso de firmarse el referido tratado.
José María Cantilo era el más interesado en deshacerse del problema del Chaco, había informado a Washington la embajada norteamericana, por lo que seguramente estaba muy complacido con el epílogo de la comedia. LAW
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