Se quiere reducir la jornada laboral y, claro, los sindicatos corruptos y tradicionales de siempre, es decir, CC.OO. y UGT, aliándose con un Ministerio de Trabajo de extrema izquierda, están muy satisfechos para que se lleve a cabo esta perjudicial reducción de jornada laboral. ¿Están de acuerdo los propietarios de establecimientos hosteleros? Por supuesto que no. ¿Están de acuerdo las empresas dedicadas al comercio? Ni mucho menos.
El engaño más grande es cuando oyes a analistas políticos de tendencia izquierdista, y ponen el ejemplo de las 35 horas semanales de jornada laboral en nuestro país vecino, Francia. ¿Cómo intentan vendernos semejante falacia si todos sabemos cómo ha funcionado siempre la nación gala?
Por ejemplo, y hace poco, en Grecia se ha aprobado el aumento de la jornada laboral. Aquí, gobiernos de izquierda y sindicatos vividores apelan para que se instaure la ley del mínimo esfuerzo. ¿Y la productividad? Cuanto menos se trabaja, menos se produce, es de cajón. ¿Es bueno esto para la economía española? No.
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