Naciones Unidas ha publicado hoy el informe de Clasificación Integrada en Fases (IPC, por sus siglas en inglés) en el que señala que las condiciones de hambruna están presentes en Sudán. Esto es un reflejo de la crisis nutricional más grave en la actualidad, con millones de personas enfrentando una escasez extrema de alimentos y recursos básicos. El informe está elaborado por Naciones Unidas, gobiernos y ONGs, entre las que figura Acción contra el Hambre como organización humanitaria que opera en Sudán desde 2018.
La declaración confirma que estas condiciones de hambruna existen especialmente en el norte de Darfur, en particular en el campo de personas desplazas internas de Zamzam, cerca de la ciudad de El Fasher. Zamzam es uno de los mayores campos de Sudán, con una población estimada de al menos medio millón de personas.
“Las personas que sufren hambruna están al borde de la muerte”, expresa Hélène Pasquier, experta en seguridad alimentaria de Acción contra el Hambre. Pasquier explica que “en Zamzam las personas no han recibido asistencia alimentaria desde abril, en gran parte debido a los impedimentos de acceso a las organizaciones humanitarias. Los productos no llegan a los mercados y a la población ya no les quedan suministros tras tantos meses de conflicto. Mientras, los precios siguen disparados, y la población no tiene acceso a bancos ni a dinero en efectivo. Los servicios de salud en Zamzam son prácticamente inexistentes. La situación es extremadamente preocupante desde hace demasiado tiempo”.
La hambruna es la peor forma del hambre. En este nivel de inseguridad alimentaria, incluso después de emplear a fondo las estrategias para hacer frente a la situación, las personas afectadas se enfrentan a una falta extrema de alimentos, lo que puede llevar a la inanición y a la muerte. La declaración de hoy es, o debería ser, un punto de inflexión, ya que en las últimas décadas solo se han producido cuatro declaraciones de hambruna: Sudán del Sur (2017); Somalia (2011); Corea del Norte (1995) y Etiopía (1984).
“Desde Acción contra el Hambre, llevamos alertando de la gravedad de la situación desde el inicio del conflicto en abril de 2023. Sin embargo, aún es posible actuar para evitar que la catástrofe sea mayor.”, sentencia Paloma Martín de Miguel, responsable regional de Operaciones en África de Acción contra el Hambre. “El nivel de violencia en Sudán es extremo. En la zona de El Fasher el conflicto ha provocado que, más allá de Zamzam, otros campos de desplazados, donde habitan personas especialmente vulnerables y expuestas a la violencia, estén en riesgo de hambruna”, explica de Miguel.
Además, los datos del IPC muestran que los estados de Darfur Oriental, Occidental, Central y Meridional, Kordofán Meridional, Jartum y Al Jazirah también podrían estar experimentando hambruna. “Nuestros equipos no están presentes en Zamzam”, explica de Miguel, “pero sí están trabajando día a día en el terreno en otras zonas donde también hay riesgo de hambruna, como Darfur Central y Kordofán del Sur”.
La hambruna se puede frenar, pero solo con el acceso y la financiación adecuados. “Las organizaciones humanitarias como la nuestra tienen cada vez más dificultades para llegar a la población necesitada”, explica Samy Guessabi, director de Acción contra el Hambre en Sudán. “Instamos a todas las partes en conflicto a que tomen medidas inmediatas para evitar la escalada de la crisis de hambre en Sudán. También apelamos a la comunidad internacional y a los actores humanitarios a proporcionar ayuda urgente y la financiación necesaria. La situación es crítica y demanda una respuesta inmediata”, concluye Guessabi.
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