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Durante más de un año y medio, las personas afectadas por el conflicto y la violencia en Sudán han sufrido desplazamientos masivos y una situación de hambre que cada vez es más grave. Desde entonces, el conflicto ha agravado una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo, con 13 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de la población de Sudán, desarraigadas. Actualmente, el país sufre la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo.
Mientras la atención del mundo se centra en otros lugares, el conflicto en Sudán ha desencadenado silenciosamente una crisis humanitaria sin precedentes, especialmente para la infancia, causando desplazamientos masivos, niveles graves de hambre, deterioro de la salud mental y un aumento de la violencia de género, según un nuevo informe publicado por la organización de ayuda humanitaria mundial World Vision.
World Vision advierte que decenas de miles de personas, incluidos niños y niñas vulnerables en Sudán, se enfrentan a una falta de alimentos que pone en peligro sus vidas tras confirmarse condiciones similares a la hambruna en algunas partes del país, incluido un campamento que alberga a unas 500.000 personas que han huido de los combates.
Naciones Unidas ha publicado el informe de Clasificación Integrada en Fases en el que señala que las condiciones de hambruna están presentes en Sudán. Es un reflejo de la crisis nutricional más grave en la actualidad, con millones de personas enfrentando una escasez extrema de alimentos y recursos básicos. La declaración confirma que estas condiciones de hambruna existen especialmente en el norte de Darfur, en particular en el campo de desplazos internos de Zamzam.
El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, se ha puesto en comunicación con los dos jefes de los ejércitos que luchan por el poder en Sudán, para pedirles que actúen de inmediato y así detener la confrontación y las matanzas en el occidente de ese país africano.
Hace un año estalló la guerra en Sudán y los llamamientos para detenerla crecen cuando se avecina el primer año de ese conflicto, que se ha cobrado unas 15.000 vidas de civiles y desplazado de sus hogares a más de seis millones de personas.
Un año después del estallido de los combates, Sudán se enfrenta a una de las crisis humanitarias más graves de todo el mundo: 24 millones de personas tienen necesidad de asistencia humanitaria. Tras estas cifras también se oculta la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con más de 8 millones de personas desplazadas internamente en Sudán o que buscan refugio en países vecinos desde el inicio del conflicto, el 15 de abril del pasado año.
Millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria aguda, y más de 200.000 niños pueden morir por desnutrición en las próximas semanas, como consecuencia de la guerra entre facciones militares sudanesas, según han advertido esta semana las agencias de las Naciones Unidas.
A lo largo de 2023, una serie de catástrofes se cobraron víctimas en comunidades de todo el mundo. A principios de año ACNUR preveía que, a escala mundial, unos 339 millones de personas necesitarían ayuda humanitaria urgente en 2023. World Vision ha respondido a 78 emergencias en 59 países, apoyando a más de 35,8 millones de personas necesitadas.
La guerra entre ejércitos rivales en Sudán, iniciada el 15 de abril y que ha costado 6.000 vidas de civiles y el desplazamiento de siete millones de personas, se intensificó en las últimas semanas con más ataques sobre la población civil, según lamentan responsables del sistema de Naciones Unidas.
A mediados de la década de 1980, se estaba produciendo una de las mayores crisis humanitarias de la historia en el continente africano. La mayor parte de los ciudadanos occidentales sabía muy poco de la guerra civil que se estaba librando en Sudán, ni sobre sus víctimas más vulnerables: los más de 100 000 niños que se encontraron huérfanos y desplazados a consecuencia de la brutal violencia que asolaba el sur de Sudán.
Los 100 días de conflicto entre facciones armadas en Sudán han forzado a más de tres millones de personas a desplazarse, centenares de miles de ellas a países vecinos, según ha indicado esta semana la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Se cumplen dos meses de la escalada de la violencia en Sudán. Los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) continúan en Jartum, Darfur y varias zonas del país. El conflicto y los desplazamientos forzados están provocando que las tasas de desnutrición se estén disparando. Más de 1,8 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Casi un millón de personas han huido de sus hogares desde que hace un mes estalló el conflicto armado en Sudán, que ha dejado centenares de muertos y miles de heridos, según ha indicado la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) de las Naciones Unidas. Según su informe, más de 940 000 personas han sido desplazadas y, entre ellas, al menos 450 000 son niños.
Decenas de miles de civiles de Sudán huyen a naciones vecinas, en medio de una frágil tregua en los combates entre el ejército y una milicia que, en dos semanas, han dejado más de 500 muertos y de 4000 heridos, según informaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Aldeas Infantiles SOS ha comenzado a evacuar de Jartum a las familias que hace tan solo una semana tuvieron que abandonar su hogar de la Aldea Infantil SOS de la capital sudanesa, cuando esta fue tomada por la fuerza por un grupo armado. La organización está proporcionando comida, agua y apoyo psicológico a los niños, niñas, jóvenes y familias de sus distintos programas en la ciudad, donde la supervivencia es extremadamente difícil.
La escalada de violencia en todo Sudán es muy preocupante y está poniendo en peligro la vida de civiles inocentes, especialmente de mujeres, niñas y niños. Muchos sudaneses, sobre todo en Jartum y Darfur del Sur, llevan días atrapados en sus casas, sin comida ni agua y enfrentándose a una creciente inseguridad.
Los actuales enfrentamientos en Sudán marcan el fracaso de los supuestos procesos de transición hacia un gobierno democrático. La comunidad internacional debe aprender las lecciones de esta catástrofe y trabajar con la sociedad civil. Por un lado está el ejército, dirigido por el actual líder de Sudán, el general Abdel Fattah al Burhan. Por otro, las Fuerzas de Apoyo Rápido. Ambas partes se culpan mutuamente y dicen que se negarán a negociar.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, reclamó de nuevo el cese inmediato de los combates en Sudán, que han causado la muerte de más de 100 civiles y se intensificaron este lunes por tercer día consecutivo.
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