Mientras la atención del mundo se centra en otros lugares, el conflicto en Sudán ha desencadenado silenciosamente una crisis humanitaria sin precedentes, especialmente para la infancia, causando desplazamientos masivos, niveles graves de hambre, deterioro de la salud mental y un aumento de la violencia de género, según un nuevo informe publicado por la organización de ayuda humanitaria mundial World Vision.
En abril de 2023, estalló el conflicto en Sudán, sumiendo al país en el caos e induciendo una crisis humanitaria de proporciones épicas. En la semana en la que se cumplen 500 días desde el inicio del conflicto, la crisis no hace más que agravarse. Los niños y niñas y sus familias están siendo desplazados a la fuerza de un lugar a otro a medida que cambian las líneas del frente, creando la peor crisis de desplazamiento infantil del mundo. Más de siete millones de niños y niñas han huido de la violencia en busca de alimentos, refugio y seguridad, la mayoría desplazados internamente, mientras que otros han huido a países vecinos.
El informe, titulado “Unprecedented: The Crisis For Children and Families in Sudan” ("Sin precedentes: La crisis de los niños y niñas y las familias en Sudán"), revela que se calcula que 26 millones de personas sufren inseguridad alimentaria aguda, hambre y desnutrición como resultado directo del conflicto en curso. Esto supone más de la mitad de la población de Sudán y una cifra comparable a casi toda la población de Australia. Se prevé que entre octubre y diciembre de 2024 un millón de estas personas se enfrenten a condiciones de hambruna potencialmente mortales. El informe incluye historias conmovedoras de sudaneses afectados por la guerra.
“La infancia se ve especialmente afectada por las altas tasas de inseguridad alimentaria y esa es la mayor preocupación de World Vision en Sudán en estos momentos”, declara John Makoni, director nacional de World Vision Sudán. “En todo el país, se espera que cuatro millones de niños y niñas menores de cinco años pasen hambre a finales de 2024, y se prevé que 730.000 sufran desnutrición aguda grave. El mundo no puede seguir haciendo la vista gorda; el momento de actuar es ahora”.
Además, el hambre y los conflictos están alimentando rápidamente una crisis de salud mental que afectará a niños y familias mucho después de que se restablezca la paz. Según el informe, se calcula que 15,7 millones de niños y niñas y sus familias corren el riesgo de sufrir trastornos mentales debido a la interrelación de las crisis del conflicto y el hambre. También se prevé que 1,4 millones de sudaneses padecerán enfermedades mentales graves tras el conflicto y probablemente seguirán luchando contra el hambre mucho después de que Sudán recupere la estabilidad.
“Reconociendo la importancia de la salud mental para la resiliencia y la recuperación en situaciones de crisis, World Vision está implementando programas de salud mental y apoyo psicosocial, pero las necesidades son mayores que nuestros recursos”, explica Phiona Koyiet, asesora técnica superior de Salud Mental y Psicosocial de World Vision. “Tampoco se trata sólo de los efectos inmediatos, sino de las repercusiones a largo plazo que esta crisis tendrá en la salud mental de una generación de sudaneses. Se calcula que el 40% de las personas con enfermedades mentales graves sufren inseguridad alimentaria. Incluso después de que se restablezca la paz, el pueblo de Sudán necesitará urgentemente apoyo psicosocial y de salud mental a largo plazo”.
Profundizando aún más en la crisis, el informe de World Vision revela que millones de mujeres y niñas en Sudán se encuentran en una situación de inseguridad, ya que la violencia sexual se ha convertido en un arma, convirtiendo los cuerpos de las mujeres y las niñas en campos de batalla. La presencia de actores armados, los desplazamientos, el debilitamiento de las redes sociales y de protección y el acceso insuficiente a los servicios crean un entorno en el que las mujeres y las niñas corren un grave riesgo de sufrir violencia de género y sus efectos nocivos.
“Según los informes, hasta el 65% de las mujeres de Sudán del Sur sufren violencia de pareja y/o sexual, una tasa que duplica la media mundial. Aunque no disponemos de datos sobre Sudán debido al conflicto, tememos que las cifras sean similares allí. También es más probable que las comunidades recurran a formas específicas de violencia de género, como la explotación sexual y el matrimonio infantil, para hacer frente a la inseguridad y al aumento de las necesidades humanitarias. Es una tendencia muy preocupante que debe abordarse de inmediato”, señala Phiona Koyiet.
“La significativa falta de apoyo internacional es inaceptable. La desatención mundial a Sudán es una grave falta de solidaridad y previsión internacionales. La situación en el país y los consiguientes flujos de personas refugiadas amenazan con desbordar toda la región de África Oriental y más allá. La oportunidad de cambiar el curso de esta crisis humanitaria se está cerrando rápidamente y es necesaria una acción concertada urgente para proteger a la próxima generación de niños y niñas sudaneses», concluye Makoni.
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