Acabo de recibir una llamada telefónica en la que me informan de una noticia sorprendente: Puigdemont no se ha movido de su escondrijo. Todo lo que sucedió ayer (8/8/2024) fue fruto de una maniobra de Inteligencia Artificial mediante la cual el abogado y delincuente Gonzalo Boyé, (al que pronto juzgarán -y condenarán por varias causas) en su calidad de representante del delincuente Puigdemont contrató a una empresa belga, especializada en alta tecnología de I.A. y se cachondearon de todo el mundo. Al parecer, a quien rindieron pleitesía y lamido del trasero durante unos metros, en la decadente Barcelona, no fue al ídolo esperado sino a un corredor mediocre de origen belga -con escasos conocimientos de catalán- al que implantaron “virtualmente” la cara, los movimientos convulsivos y la peluca del cobarde y criminal fugitivo. Me aseguró mi interlocutor telefónico que Puigdemont sufrió un ataque de risa por lo que tuvieron que hacerle la respiración boca a boca en su mismo escondrijo. Lo único verdadero que sucedió ayer, es que a Illa lo hicieron presidente por un día.
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