Como siempre que escribo sobre Cataluña y/o los catalanes, trato de ser justo, riguroso y objetivo; por ello nunca se me olvida destacar que en aquella región hay muchísima gente con los mismos sentimientos que en el resto de España respecto a la unidad, solidaridad y la igualdad de todos los españoles. Muchos son nacidos allí y otros proceden de las distintas comunidades de nuestra patria que marcharon allá en busca de trabajo u otras razones. Al referirme en el título de este escrito a la Cataluña canalla, todo el mundo sabe que me refiero, sola y exclusivamente, a los independentistas de todo pelo y procedencia, que muestran su desprecio por los llamados charnegos a quienes niegan el pan y la sal. Sabemos que esta Cataluña canalla, desde ayer lo es más aún. Solo hay que ver la toma de posesión del inútil Illa como presidente de la Generalidad, para darse cuenta de que sus hipócritas palabras no casan con la realidad de los hechos. Tomen nota: Ninguna referencia respetuosa a España. Silencio atronador del himno nacional. Ausencia escandalosa de la bandera nacional, aceptación implícita de las aspiraciones de payaso y cobarde Puigdemont y de ERC. Y ni una palabra en español siendo España la que paga siempre los platos rotos. ¿No huele todo a un meditado acuerdo entre canallas?
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