Insistes en que tus ojos están marchitos y que el verde se ha tornado marrón, pero en un árbol hay belleza en las raíces además de en la flor.
Insistes en esto de manera triste… como si hubieras perdido esplendor, pero déjame decirte que si tus ojos son marrones, marrón será mi corazón.
“Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas…”; cuando en verdad somos un río donde el verde de los tuyos y el azul de los míos, se mezclan.
Y acostumbrada al “verde que te quiero verde” pongo la mano en el fuego y te digo, que sean del color que sean tus ojos siempre serán mi color favorito.
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