Las relaciones cuando comienzan son maravillosas, pero es con el tiempo, cuando se transforman en otra cosa, en algo que los dos miembros van elaborando a lo largo de los años por medio de sus actitudes y formas. El pensamiento inicial es diferente al que tendremos en el futuro por el simple hecho de que las experiencias vitales que nos sucedan también interferirán en la esfera emocional. Nuestro compañero o compañera de vida será la persona que nos ayude a cargar todas las situaciones dolorosas que nos puedan suceder y actuará de sostén cuando haga falta y de la misma manera, será la persona que más se alegre y nos anime cuando las cosas vayan bien. Pero todos, sin querer, vamos cambiando porque vamos añadiendo años a la edad. Y cuando se trata de relaciones estables es cuando se aprende más sobre ellas.
Cuando se tiene pareja la vida te cambia porque ya no eres uno mismo, ahora debes pensar en que todas aquellas acciones que hagas pueden repercutir en la otra mitad porque existe el cariño y el amor. Pero puede existir un día en el que por causas ajenas a la relación o por propia decisión, la pareja haya dejado de funcionar. Pudiera ser que una de las partes se ha cansado, porque se ha metido un tercer elemento de por medio sin aprobación, porque las expectativas de ambos han cambiado, porque ya nada les une o porque simplemente, ya no hay nada que hacer ahí.
Será entonces cuando pase el tiempo y estemos recuperados de esa ruptura cuando podamos pensar si nos mereció la pena compartir nuestra vida con alguien que nos hirió. Y es que hay que pensar que de todo se aprende, incluso de las experiencias negativas. Si hemos salido de una relación de muchos años, no se trata de maldecir el tiempo que perdimos o las oportunidades que podíamos haber vivido. No se trata de pensar que, de no haber conocido a esa persona, no me hubiera pasado eso porque gracias a esa persona que, en algún momento quisimos, somos en lo que hoy nos hemos convertido.
Gracias a esa relación, pudimos asimilar técnicas que hemos puesto en práctica en otros ámbitos o en otras relaciones posteriores; no perder los nervios ante discusiones, mantenernos en calma y no saltar a la mínima, escuchar después de preguntar ante situaciones que no entendemos, mostrarnos pacientes, no enfadarnos por tonterías, no tener en cuenta malentendidos absurdos, no hacer de un grano de arena una montaña, ser cercano, atento, pero sobre todo saber lo que no queremos y predecir, en cierta manera, actitudes previas que puedan tener otros que podrían desembocar en algo tóxico. Es decir, gracias a esa relación anterior adquirimos un aprendizaje que hará que, para veces futuras, no cometamos los mismos errores que ocurrieron.
Por lo que, a pesar, del daño que puede suponer acabar una relación de muchos años, también tenemos que pensar que, gracias a eso, ahora somos más precavidos o estamos más en alerta y que no se trata tanto de pensar en no haberlo conocido por ahorrarnos el dolor de la ruptura porque de no haber sido esa persona a la que hubiéramos abierto nuestro mundo, probablemente, hubiera sido otra.
A base de la experiencia alcanzamos la madurez suficiente para entender que al igual que en el trabajo, en el amor sucede igual. Tener bagaje emocional nos hace más seguros y conocedores sobre ese ámbito. Por lo que, si pensamos que mejor hubiera sido no conocer a determinada persona, nos hubiéramos perdido también los comienzos donde todo era maravilloso. Cuando elegimos a alguien y eso es mutuo, vivimos muchas situaciones que nos llenan enormemente y no es justo olvidar que ese alguien en algún momento también nos hizo felices. Y que, en cierta manera, todos somos aprendices de esas primeras relaciones largas que serán los cimientos para establecer otras que vendrán detrás, en el caso de que se acaben.
Pero esto, es algo que se asume y entiende con el tiempo porque en el momento de una ruptura, el abanico de emociones hace imposible ver con claridad. Las revoluciones de los afectados van a mil y todo son reproches porque no ven más allá y es lo más normal del mundo porque estamos heridos y será un cambio de vida. De tener a alguien a estar solo, de comenzar de nuevo, de tener fuerzas suficientes para olvidar… Son muchas sensaciones, pero debemos pensar que todo lo que vivamos, además, nos servirá para ser más fuertes y sobre todo, para manejar mejor todo lo que venga en el futuro.
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