¿Qué se hace con este fastidio?
¿Qué se hace con este fastidio con cara de bobo?
Uno como yo, con cara de bobo en esta mañana ¿qué hace con este fastidio con cara de bobo?
La adoración del bobo que vive en mi cara fastidia a mi cara de bobo cumpliendo una mañana más ante tanto fastidio. *
La teta izquierda
La teta izquierda de la esposa de mi enemigo me dio de lleno en el rostro
Me dio de lleno la teta izquierda de la esposa de mi enemigo en el rostro
De la cual la teta ya no me separo. *
Lo admito Mi noviecita es un aguantadero para mí
(subido a una tarima lo admito blandiendo un espadín de cartulina)
La luzco en mis presentaciones y en otros eventos culturales
(mi tic nervioso la ceja ésta que me desdice no me deja mentir)
Mi aburrimiento a veces le cede un espacio a la imaginación estereotipando los arrestos de un beso apasionado
Me guarezco en mi novia del que en mí propende a divulgarse fulminantemente.
¿Se acuerdan de mí?
¿Se acuerdan de mí -¡qué risa!- en mis temporadas de putañero?
¿Me ubican?: de la secundaria: el gordito de pie en la foto apoyándosela a nuestra profesora de contabilidad
Hoy me agarran asoleándome en este poema de un amigo.
Que me la
Que me la sostuviera tanto rato con sus dos manitas emocionadas y que me produjera lo que me produjera de emoción allí hasta ametrallarla entre los ojitos y que se riera fue poco pero muy poco menos que sublime.
Vestite y andate
Hui nomás capulina, chabacana con mi camisa de corderoy con mi riñonera
Dejame ahora si es ese tu placer consecuente tan tristón como solo e inútil
Inferime la desolación obstinada de la inutilidad
Arrojame a mi síndrome
¿No era que nunca te había ocurrido lo que conmigo?
¿Entonces mi producción es poco más que morondanga?
¿No venía a ser yo quien te globalizaba los sentidos?
“¡Orgasmame, pijudo!” en tus labios obvios: exaltados: ¿era una expresión retórica, parásita?
Hui nomás diletante, peliforra con mi boina blanca
Llevate tu impronta abrasadora; disipá tu horrible fobia matutina tragándote el dominguero paisaje suburbano
Hui con mi slip con mis chinelas
A esta desnudez mía y patética que se queda —hoy ya extenuada la nochecita del sábado tres de octubre— despidiéndote rocío con mi esperma.
Dícese de la cría que ha perdido la madre
El modo en el que la habré perdido no atrae todavía a los revisionistas
¿La habré perdido tropezando con la misma piedra —equívoca del escándalo de las poéticas— con la que antaño otras tropezaron también desmadrándose?
¿La habré perdido por la índole obstinada de mi rebelde condición de cría?
¿Hay allí, donde indico, qué de intrínseco?
¿Substancia del manumitir en la expósita?
A vuelapluma: ¿dícese?
Día de la Madre
Mamá merece un lavarropas nuevo y una multiprocesadora de 400 vatios de potencia y una más moderna licuadora
Mamá merece también una tostadora eléctrica de última generación y un secavajillas con cinco programas y tres temperaturas
Mamá es muy buena
No hay como mamá
Mamá merece una lustraspiradora con barral cromado rebatible y tres cepillos flotantes
¿Qué menos que una máquina de coser con quince funciones de puntada merece mamá?
Mamá es muy buena
Merece esto y mucho más
Mamá merece una cocina con paneles autolimpiantes y puerta visor con doble vidrio
Mamá merece una plancha con capacidad de tanque para 320 mililitros
Mamá es muy buena Queremos mucho a mamá
Demos de una vez en el blanco de las principales
necesidades de mamá.
Oportunidad
Yo me conformaría con tener treinta y nueve años menos darme otra oportunidad tan sólo otra oportunidad para no pasar tan resquebrajadamente desapercibido birlaron mi momento de gloria no supe apresarlo
Mi madre me peinaba con Brancato el micro me pasaba a buscar repetí tercero, cuarto y quinto grados
Creyendo obedecer designios divinos mortifiqué un tanto mi carne circunstancial
Una pérfida se casó conmigo y logró ella fecundarse de mí y producir hijos que también desaprovecharían la oportunidad de suicidarse en el jardín de infantes.
Artísticamente
Artísticamente Maxi Gálvez en la cima del éxito, o bien en la cumbre del estrellato me regodeo rematando un tema propio en el Gran Rex colmado
Sienes y patillas canosas modelada mi espléndida cabellera por el coiffeur requerido por la más veleidosa burguesía con astutos retoques en mi nariz los doce meses veraniego en los escenarios y con los sacos rigurosamente remangados
¿Que por qué degollé al lumpencito que me extorsionaba?
|