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En muchos municipios se llevan a cabo campañas institucionales para que sus alcaldes o alcaldesas visiten asiduamente la periferia y los barrios de sus municipios o ciudades. Hasta este punto, todo correcto, ya que periferias y barrios también necesitan infraestructuras, reparaciones y arreglos, porque aunque no estén situados en el centro y no sean tan visibles, también existen y forman parte de una ciudad.
Es necesario que alcaldes/as visiten las afueras de sus municipios para conocer de primera mano el estado de sus calles y plazas, al igual que sus polígonos industriales, que son riqueza económica, y que debido al tránsito de camiones pesados, el asfalto de muchas calles es deficiente y debería ser adecentado cada cierto tiempo.
También sería conveniente, por estética y por medio ambiente, el plantado de árboles en los barrios periféricos, ya que algunos parecen verdaderos recintos de prisiones que se ven en las películas.
Sintetizando: muchos/as alcaldes/as solo se preocupan por el centro de sus ciudades y de sus barrios adyacentes, y “venden la moto” con sus campañas institucionales (con grandes carteles visibles) que visitarán a menudo los barrios periféricos y urbanizaciones, pero llegada la hora de la verdad, nada de nada.
Los españoles, tan prolijos en refranes, los tenemos para casi todas las ocasiones y comportamientos, gozamos de los que encabezan este trabajo, con los que unas veces se quiere decir que, sin haber hecho ningún trabajo ni esfuerzo, hay quien se lleva los beneficios, en perjuicio del que se ha esforzado por obtenerlos, y se queda sin ellos.
Tanto para los autores y/o artistas en las diversas disciplinas del Arte, su percepción es aquello donde la mente, cerebro y sus diversas regiones procesa, cuando tenemos contacto con alguna creación artística, aunque no es necesario tiene que ser de lo que vemos, los datos o información la podemos recibir, percibir de cualquiera de nuestros sentidos.
Muchos fieles idealizaron a Pedro Sánchez porque estaban convencidos de su ideario, de que sólo con decisiones políticas les iba a mejorar la vida. Pero ahora el “ilusionismo” va finalizando, y pasará toda la deuda moral y económica al siguiente inquilino de La Moncloa.
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