Hoy, más de la mitad de la población mundial reside en ciudades, que ocupan apenas un 4% de la superficie de la tierra, y se prevé que esta tendencia siga creciendo en los próximos años. Las ciudades, sin embargo, son responsables de dos tercios del consumo energético global y generan más del 70% de las emisiones que contribuyen al cambio climático. Este fenómeno ya está causando graves impactos en las urbes de todo el mundo, subrayando la necesidad urgente de desarrollar infraestructuras y servicios resilientes y sostenibles. Partiendo de esta situación, Arup, firma global de desarrollo sostenible, ha analizado 5 estrategias clave y alineadas con el Acuerdo de París para avanzar en la descarbonización de las grandes ciudades.
Renovación de edificios e infraestructuras existentes. Rehabilitar los edificios y la infraestructura existente es una solución más circular que la expansión urbana tradicional. Esto no solo reduce significativamente los residuos y la aportación de nuevos materiales de construcción, sino que también optimiza el uso del espacio urbano, preserva áreas verdes y minimiza los costos asociados con la demolición. Además, la modernización de infraestructuras mejora la eficiencia energética y reduce las emisiones de carbono, contribuyendo a una urbanización más sostenible.
Electrificación del consumo energético. Las emisiones de los hogares (calefacción y refrigeración) y del transporte son una de las principales fuentes de contaminación urbana. Adoptar tecnologías como bombas de calor y vehículos eléctricos podría reducir significativamente estas emisiones. En este sentido, es fundamental actuar rápidamente y de manera coordinada entre sectores públicos y privados para implementar estas soluciones y alcanzar los objetivos de descarbonización a nivel global.
Fomento de la movilidad sostenible. La transición hacia sistemas de transporte público eléctrico y la promoción del uso de bicicletas son esenciales para reducir las emisiones. La implementación de redes de carga eléctrica accesibles y eficientes, junto con la mejora de la infraestructura para ciclistas y peatones, fomentará el uso de medios de transporte más limpios y equitativos.
Tecnologías Inteligentes y análisis de datos. El uso de tecnologías inteligentes y el análisis de datos se está convirtiendo en una herramienta clave para la gestión eficiente de los recursos urbanos. Estas tecnologías permiten optimizar el consumo de energía y agua en tiempo real, mejorar la calidad del aire y gestionar los servicios urbanos de manera más eficiente, contribuyendo significativamente a la reducción de emisiones.
Aumentar la producción de energía renovable en las ciudades. La transición hacia fuentes de energía renovable en entornos urbanos es esencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Integrar la energía solar y eólica en el suministro energético de las ciudades aporta numerosos beneficios económicos y ambientales. Las ciudades pueden incentivar la instalación de paneles solares en edificios residenciales y comerciales, así como desarrollar almacenamiento mediante hidrógeno u otros sistemas para complementar la demanda de energía.
Según Juan Cortés, Climate & Sustainability Associate Director: “Incorporar el pensamiento de la economía circular en el diseño de nuestras ciudades es vital en la carrera hacia las cero emisiones. Cada vez más ciudades reconocen la importancia de su papel en el proceso global de descarbonización y están integrando los principios de circularidad, como la mezcla de usos y la adaptabilidad de los edificios, en sus estrategias. Fomentar el uso de energías renovables y la electrificación, reducir los residuos y promover el uso compartido y la reutilización de bienes son características esenciales de las ciudades circulares”.
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