En la actualidad mucha gente que se cree importante bebe veneno en copas de oro.
Hay países que primero entregan el yelmo, después el escudo, finalmente la espada. Acto seguido cogen la bayeta de fregar.
Europa no ha comprendido que el tren del acierto pasa una vez y el del desastre constantemente.
El problema de la prudencia es que se la confunde con la cobardía.
Muchos países no han entendido lo de que hay enemigos peligrosos y amigos letales. España es uno de ellos.
Bellido Dolfos ha resucitado en muchos lugares.
Los legisladores deberían tener un cordón umbilical que los alimentara según la eficacia de sus leyes.
La felicidad de los privilegiados es impúdica.
Muchas veces la lucidez sólo encuentra oscuridad. Quizás por ello se la rehuye.
Sólo las acciones arrojan luz.
La gente es muy fuerte, sobrevive a su debilidad.
Nos invade la nostalgia por los tiempos pasados. En realidad es nostalgia por los decorados pasados.
Antes era la palabra de Dios, ahora es la falta de palabra. Dos situaciones que requieren tiempo y paciencia.
Que la vida es buena se ha convertido en un axioma para evitar la idea de una buena vida.
La naturaleza crece y crece sin medir sus posibilidades. Y el ser humano, que podría corregir algo de esto, se arrodilla y se suma al caos. Es la prueba de que no está fuera de la naturaleza.
Es evidente que la Naturaleza no ama a su creación. O que la Creación no ama a la naturaleza.
La sociedad utiliza todo tipo de medidas, menos la de la bondad.
Lo que a muchos nos tiene pasmados tiene una explicación sencilla: una acumulación exorbitante de riqueza frente a la debilidad general.
Bueno, no buenazo. Bondad, no buenismo.
En un programa radiofónico que termina con una entrevista a un famoso se le pregunta que le diría en su último día a dios. Todos dan respuestas personalistas. A nadie se le ocurre decir: ¿cuándo acabarás con todo este sufrimiento?
Todos quieren separación de poderes hasta que llegan al poder.
Nos creemos reyes cuando sólo somos vasallos. Esta ceguera proviene de la soberbia; la soberbia de la ignorancia; la ignorancia de la pereza; la pereza del hastío que nos provocan quienes quieren vasallos.
De tantos, cuatro, que se subdividen en dos, y que entre ellos solos se intercambian medallas y piropos.
La claque tiene la culpa del envanecimiento de los necios.
Se promueven guiones contra la individualidad. Una uniformación serial.
Cuando la Biblia pone a los animales al servicio de los hombres, es que no tiene idea de quienes son estos.
Es absurdo trazar una línea entre los buenos y los malos. Basta con pensar en las industrias de animales.
La cadena alimenticia cárnica es una monstruosidad.
Los animales son como niños, y los niños como gorriones.
El animal, aplacado su hambre, es inofensivo.
Carnicería: se prohíbe la entrada de animales… vivos.
Es más difícil polemizar con el necio que con el sabio.
Se atiende antes al loco que al sensato.
Hay psicópatas que por la noche que se asustan de sí mismos. Pero la mañana recuperan la anormalidad.
El necio equipara medidas sin diferenciar si estas están o no al borde de un precipicio.
¿Sabemos con certeza cuáles son nuestras creencias?
Dicen que todos tienen un precio. Se olvidan de que en el almacén hay género invendible.
Una mujer parece más inteligente hasta que se enamora de un hombre.
El ser humano es tan limitado que se pone de puntillas y cree que ha crecido.
Muchos misántropos son filántropos defraudados. Un deslizamiento de la salud mental a la manía.
La inteligencia humana es insuficiente para garantizar la seguridad y excesiva para no negociar traposamente. Estos son los problemas de la geopolítica y de la miseria humana.
No es el ser humano el impotente ante la geopolítica. Es la geopolítica la impotente ante el ser humano.
El manual de la diplomacia establece que a un amigo no se le traiciona nunca. Previa y discretamente se le retira la amistad.
El manual de la diplomacia recomiendo no utilizar la palabra enemigos. Aconseja la corrección léxica. Luego, fuera, se podrá asesinarlos.
Posiblemente si en vez de un parlamento tuviéramos un piensamiento las cosas irían mejor.
Es evidente que la Virgen de Fátima llevaba siglos leyendo la prensa internacional. Estaba al día en sus prejuicios.
A Fátima asiste demasiada gente si los milagros no se cumplen, y demasiada poca si se cumplen.
Del socialismo se imputa su falta de libertad para muchos. Del capitalismo se olvida su exceso de libertad para pocos.
El separatismo que triunfa lleva en sus entrañas dos enemigos potenciales: al retoño separatista y a un represor intolerante.
El separatismo es una permanente división. Quien no quiera descansar que se sume a él. Los ingleses descubrieron que lo mejor era entretener con él a sus enemigos.
Respecto al separatismo sólo a un idiota se le ocurre pretender resolver un problema multiplicándolo.
Los países aliados de los separatismos a la oportunidad la llaman solidaridad.
La solución al separatismo es la del nudo gordiano.
Dos se pelean si uno quiere. Y si no, peor para el que no quiere.
El sumiso ante el fuerte es tiránico ante el débil. Un simple efecto de compensación. En política internacional se da mucho.
En España no somos racistas. Nada tenemos contra los escandinavos, sajones, germanos, anglos, saudíes, cataríes. Ni siquiera contra los latinos de Italia.
La suerte de los gobiernos es que sólo tienen una responsabilidad temporal. Si respondieran con sus bienes a sus desaguisados otra sería su actuación. Pero, ¿qué gobierno lo va a legislar?
Les damos el voto para diez cosas y ellos lo utilizan para un millón de ellas salvo las diez mandatadas.
Una cosa es que sean incompetentes y otra, tontos. Por muy catastróficas que sean sus gestiones políticas sus cuentas corrientes gozan de un alto coeficiente intelectual.
El poder ha cogido lo serio y lo ha vulgarizado. Los portavoces auténticos deberían expulsar de las pasarelas de la banalidad a los fantoches que los suplantan.
¿Se está empoderado cuando todas las mañanas hay que llevarle el café al jefe?
Como los gobiernos saben de sus deficitarios sistemas democráticos se afanan en perfeccionar el de los otros. En algún lugar hay que practicar el espíritu filantrópico.
Las izquierdas descafeinadas han encontrado un sistema para sobrevivir: alterarlo todo menos los grandes intereses.
EEUU no tiene sentido de la medida. Es imposible que la tenga creyéndose elegido por dios.
Si no entiende la frase de Heidegger de que “la nada nadea” piénse en la ONU.
El mundo está hecho un desastre, pero nadie se pregunta quién lo dirige.
Tras la careta del poder se adivina un monstruo inmisericorde.
Hay una cuestión sin aclarar: ¿todo bienestar no debe nada a nadie?
Si no hay estado ni familia ¿qué queda? Pues la empresa privada. Recordemos a aquellas, niponas, que tenían bandera e himno entonado al comienzo de la jornada laboral.
Si desaparecen las empresas no hay problema, se cantará el himno de los bancos.
España, en vez de ensalzar a la dignidad hispana, que sobrevive al precio de una dura lucha, se alía con quienes la degradan. Realmente hay causa para que nos sustituyan en su representación.
España prefiere ser cola de Europa a cabeza de Hispanomérica.
Los artífices de la leyenda negra reprochan a los españoles el clasismo que ellos se afanan en eternizar.
La Clinton decía que Siberia es demasiado rica para pertenecer a tan poca gente. Tenía razón. Lo mismo ocurre con el PIB de EEUU.
Suiza no es un país neutral y pacífico; es la secreta caja fuerte de los ricos del mundo. Es difícil que eso se someta a referéndum.
La culpa la tuvo aparentemente Napoleón. Ha provocado una de las pocas discriminaciones abundantemente permitidas: bajito, enano, retaco, corto de talla, etc. Sin embargo, la culpa verdadera la tuvieron los ingleses, que obsesionados con conceptos raciales, estigmatizaron al personaje con una falsedad. Napoleón media 168 cms, lo que lo situaba por encima de la media francesa e inglesa. Pero los “bajitos” han de aceptar la “gracia”.
Con el PIB pasa como con el boxeo: se clasifica por pesos pero se pierde por puntos o cao.
Antes podíamos pensar que el poderoso respetaba más al enemigo altivo que al amigo sumiso. Ahora cualquier gesto digno te convierte en idiota.
A este paso los ricos comerán dinero. Se confirma la historia del rey Midas.
Si va a un concurso español no hace falta que prepare la lista de los reyes godos, basta con la de los miembros del Tribunal Supremo de EEUU.
El gusto por los extranjerismos es el síntoma de que algo va mal en una cultura. Es un intento de llenar el vacío con vacío.
En estos tiempos de perentoriedad casi bélica hay preocupaciones culturales que resultan ridículas.
¿Con tanto ruido se puede pensar?
Las élites se debilitan por generaciones. Desgraciada la época a la que le corresponda bregar con los niños mimados que nada sufrieron.
Antes había partidos con tendencias. Ahora hay tendencias sin partido. Lo que diga el último secretario es su programa histórico.
No hay frase sin su sombra.
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