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La palabra escrita habla y piensa, y deja resultados que discurrir. La mentira es una verdad, y la verdad puede ser una mentira.Dentro de la ¡cultura de las artes! no existe nada feo, debido a la diversidad de ideas y pensamientos del ser. Lo que a usted no le gusta a otros sí.
Son muchos los días en los que nos levantamos con, lo que se suele decir, el pie torcido. Podemos mostrarnos enfadados, irritables o demasiado sensibles, y es que los seres humanos no somos tan estables como quisiéramos. Por lo general, existen factores que hacen que nos comportemos de un modo u otro o que, simplemente, un día, cuando nos despertemos, nos sintamos más decaídos con respecto a horas atrás. Todo influye, queramos o no.
En la actualidad mucha gente que se cree importante bebe veneno en copas de oro. Hay países que primero entregan el yelmo, después el escudo, finalmente la espada. Acto seguido cogen la bayeta de fregar. Europa no ha comprendido que el tren del acierto pasa una vez y el del desastre constantemente.
En el vasto universo de las ideas y las corrientes filosóficas que han moldeado nuestra civilización, pocos métodos destacan tanto por su simplicidad y profundidad como la mayéutica. Esta palabra viene del griego “maieutikós” que significa partera o partero. Es decir, hace alusión al acto de parir. En otras palabras, de traer criaturas al mundo.
Hoy quisiéramos reflexionar sobre un asunto que consideramos estrictamente crucial: la necesidad del silencio en un mundo plagado de barullo, voces disonantes y discordantes mezcladas en un caótico tumulto que hace demasiado ruido mientras que no dice nada.
Es fascinante ese manantial interminable de ideas, acogotan a la misma medida del tiempo, no importa cual hay sido su destino, fluyen con rapidez en una dispersa emanación. El fenómeno en sí es subyugante. Provocan sensaciones dispares, relaciones congruentes e incongruentes a la vez.
No siempre son las cosas tan complicadas como pudieran parecer, suceden con toda naturalidad, aunque nos empeñemos con frecuencia en obstaculizar su fluidez. Es un fenómeno habitual, que con frecuencia pasa desapercibido. Nos encandilan las complejidades, aunque sean una acumulación de falsedades; llegamos a menospreciar la sencilla espontaneidad de ciertos conocimientos.
En época tan movidita como la actual, no vamos a negar los magníficos adelantos conseguidos; al tiempo, es patente y nos inquieta la proliferación simultánea de irresponsabilidades sin parangón. Incluso aquellos logros de buen ver, se desvirtúan por una serie de prácticas intempestivas.
También yo quisiera escribir las mejores líneas este día, pero las letras se alborotan, se dispersan por las hojas o se las lleva el viento, las frases se resquebrajan y el pensamiento se ablanda, se dispersa en distracciones inexplicables. Estamos inmersos en una densa retícula donde se encuentran elementos variopintos.
La vida es como una danza, una historia que estructurar en cualquier género letrístico o de las artes de cultura. Todo en sana intención. El mejor regalo de todos los tiempos y amigo, además de ser la cultura, es un libro, ahí encontramos realidades de realidades infinitesimalmente hablando.
Ya no sé si es bueno pensar o no, me encanta pensar, ahora lo estoy haciendo, pero creo que está sobrevalorado, da dolor de cabeza y causa dolor al corazón. Cuando me encuentro saturada de pensamientos me pongo en youtube El canto del lobo, una canción de cuna nordica “Ronja Rövardotter” escrita por Astrid Lindgren.
Me encuentro frente a un símbolo antiguo de origen celta, la piedra a la que va adherida toda su carga simbólica se encuentra dividida y uno de los espirales se halla casi olvidado debido a la erosión propia de la naturaleza; recordé al rozar con mis dedos el círculo infinito que leí por primera vez acerca del trisquel en la leyenda irlandesa de Bride, diosa de la primavera, la fertilidad y el amanecer.
Los entuertos son naturales, no estamos ubicados en parajes idílicos; en el curso de las actividades de cada momento abundan las contradicciones. Aunque los humanos somos gente engreída, no damos abasto en cuanto a las disposiciones resolutivas. Con la sin par introducción de novedades tecnológicas, no conseguimos neutralizar las severas complicaciones que tantos sufrimientos nos provocan.
El arte de andar en bici, de moverse de esa extraña forma, 1, 2, 3, moviendo las caderas, manchándose bien los pantalones, con el bolso de cintura en la cesta y los guantes en las manos para protegerlas...
¿Son estos señores la expresión de España? ¿Son la mía? Yo, desde luego, no quiero encerrarme en fronteras o inyectarme banderas o bandos ¿Por qué tiene que haber guerras, por qué hay bandos y negocios- armas? Y, ¿por qué las mayorías pagan el lastre de los fastos?
Los pensamientos me invaden como cometas de arena, deseo que se terminen ya todos ellos, pero son fuertes aunque parezcan débiles, son mi memoria, mi tortura que no siente compasión de mí. Y yo los acepto. Quieren que caiga al abismo y me lastime, que fracase de nuevo.
Cuento partes de mi vida, caídas algo dolorosas que demuestran mi fragilidad, pensamientos y reflexiones sobre mi familia celestial, a la que cada vez se suman más gatos, y se cuidan entre ellos. Y aunque les considere mi familia y lo sean realmente, yo no voy a la Iglesia los domingos, no rezo por las noches desde tiempos inmemoriales, pero sí hablo con Dios,
La pasada semana estuvo protagonizada en lo personal por la pérdida de un familiar [muy] cercano. Un padre lo es, desde luego. Hacía mucho tiempo que no sufría de cerca una experiencia de este tipo. De pequeño yo creía a pies juntillas que la muerte es un esqueleto blandiendo una guadaña.
Siempre es inveterado, que el o los momentos sólo tienen una fuente de virtud, la vida, y la muerte que, no lo es, es volver a vivir o seguir el rumbo de la nueva vida del futuro.
Mi casa revestida de libros cubre gran parte de las paredes, salteados, algunos cuadros. Los libros son en la casa la más amena compañía. Una larga mirada desde el gran ventanal muestra la ciudad y sus Torres como cabeceras históricas de un pasado diluido sobre un mar de las leyendas. Lejanos se dibujan los campos con sus cuatro estaciones mientras parece sonar un fondo de Verdi en dulce consonancia.
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