Son muchos los días en los que nos levantamos con, lo que se suele decir, el pie torcido. Podemos mostrarnos enfadados, irritables o demasiado sensibles, y es que los seres humanos no somos tan estables como quisiéramos. Por lo general, existen factores que hacen que nos comportemos de un modo u otro o que, simplemente, un día, cuando nos despertemos, nos sintamos más decaídos con respecto a horas atrás. Todo influye, queramos o no.
La vida está llena de momentos extraordinarios, de ilusiones o de expectativas casi logradas, pero también está la otra parte, aquella que no solemos mostrar tanto a los demás para no hacerles ver que también somos vulnerables cuando están presentes los miedos, las inseguridades o ansiedades. Pero es que todo lo bueno y lo malo forma parte de lo que somos y en lo que nos hemos convertido y no hay que olvidar que también, existirán épocas que por el estado vital en el que nos encontremos podremos sentirnos más indefensos con respecto a nosotros mismos.
No tiene nada de malo que los pensamientos negativos inunden nuestra cabeza tras un día nefasto lleno de zancadillas y malentendidos porque de esa forma, estaremos analizando la situación y sacaremos de todo ello, una mejora. No tiene nada de malo llorar cuando algo se nos escapa de las manos porque estaremos siendo conscientes de la realidad que está sucediendo. No tiene nada de malo pensar que las cosas no están yendo tan bien como querríamos porque de ese modo, estaremos intentando mejorar de cara al futuro. No tiene nada de malo compararse con los demás si de ese modo, pensamos que nosotros también más adelante y con empeño, podremos llegar. No tiene nada de malo apoyarse en una persona porque todos, en algún momento lo hemos necesitado. No tiene nada de malo tener la sensación de que un día ya no se puede más y se agotaron las fuerzas si después, intentamos recuperar las energías y dar importancia a las cosas que de verdad la tienen y no malgastar tiempo en cosas que no lo tienen.
Todos los pensamientos tienen un propósito y son para hacernos avanzar en la andadura de la vida. Habrá ideas magníficas y otras que nos paralicen por completo, pero no hay que olvidar que todo aquello que se nos venga a la cabeza, no quiere decir que le tengamos que hacer caso. Cuando estamos desanimados podemos llegar a imaginarnos situaciones catastróficas que nada tendrán que ver con la realidad ya que si somos tendentes a la negatividad, todo aquello que aparezca será aún peor que el pensamiento anterior.
Y es que nadie está exento de pensar pero existe una clara diferencia entre aquellos pensamientos que nosotros imaginamos y los que aparecen sin permiso para desestabilizarnos debido a la situación emocional o moral en la que nos podamos encontrar. Hay que tener en cuenta que, aunque pensemos que no, todo nos influye y que incluso, situaciones que hemos experimentado que han sido duras, sus efectos pueden salir a la luz mucho tiempo después.
Así que ante la existencia de esos pensamientos catastróficos que aparecen sin darles permiso y que generalmente, suelen ser en las horas de más tranquilidad como son en la penumbra de la noche, hay que prestarles atención, por supuesto, pero no más de la que se merecen porque si les hacemos demasiado caso, dichos pensamientos crearán a otros y se generará una especie de espiral que entrará en bucle y que no parará, no dejándonos así, descansar ni dormir porque la cabeza no parará.
Por lo tanto, si algo está muy claro es que hoy en día, tenemos que ser fuertes y ser conscientes de que podemos sentirnos mal y estar desmotivados en muchos ámbitos de la vida pero que las creencias que podamos tener sobre nosotros mismos no tienen por qué ser las auténticas, ya que según la época vital en la que nos encontremos, así nos valoraremos y en consecuencia, nos retroalimentaremos con ideas y pensamientos influidos por nuestras suposiciones. Pero es que la vida se trata de querernos un poquito más cada día y no depender ni de las opiniones externas ni de las personas que nos rodean porque si uno está bien, todo lo demás estará bien y por tanto, esos pensamientos que nos limitan desaparecerán con el tiempo para dar lugar a otros, completamente distintos.
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