El pueblo libanés está harto de la situación en su país, y desea con vehemencia que las milicias pro palestinas se marchen o se disuelvan. A medida que se intensifica el conflicto con Israel, los pro palestinos se sienten cada vez más arrinconados, se sienten en un aprieto. El deseo de esas milicias, apoyadas por Palestina e Irán, de mantener su capacidad para provocar una guerra total, se ha visto limitada de forma severa. El Líbano, como país, es el que se ve más amenazado: sería su destrucción interna como nación.
Las reacciones de las comunidades religiosas del Líbano han sido muchas, y todas marcadas por la compleja y accidentada historia de las milicias pro palestinas en el país. Según he leído, los medios de comunicación del Líbano, a través de conversaciones privadas entre sus habitantes, manifiestan que Palestina y sus milicias están cosechando lo que merecen. Gran parte de los libaneses se congratularon de los bombardeos, y la razón es que están hartos de las fechorías de las milicias palestinas.
Otro aspecto a destacar es que el pueblo libanés no quiere guerras, desea tranquilidad, tranquilidad que no tiene a causa de esas milicias.
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