En la era digital actual, los teléfonos móviles se han convertido en una extensión de nuestra vida cotidiana, especialmente para los más jóvenes.
La adicción a los móviles en los jóvenes puede atribuirse a varios factores. Las distintas plataformas o redes sociales están diseñadas para captar la atención de los usuarios durante el mayor tiempo posible, los algoritmos se ajustan constantemente para mostrar contenido que sea atractivo, lo que puede llevar al uso excesivo.
Es una etapa de la vida en la que la aceptación por parte de los compañeros es crucial, las redes sociales ofrecen un escenario para la validación instantánea, los “me gusta”, comentarios y compartidos actúan como refuerzos positivos que fomentan el uso repetido y prolongado del móvil.
En muchas ocasiones, los jóvenes no tienen acceso a actividades recreativas saludables y diversas, lo que los lleva a recurrir a sus móviles como principal fuente de entretenimiento, también se utilizan como una vía de escape del estrés académico y otras presiones.
El uso excesivo del móvil puede tener múltiples efectos negativos, tanto físicos como mentales, pasar largos periodos de tiempo con la cabeza inclinada hacia el móvil puede causar problemas en la cervical conocidos como “cuello de texto”, además la exposición prolongada a la luz de las pantallas puede afectar a la visión y perturbar el sueño.
La adicción a los móviles está asociada con un incremento en niveles de ansiedad y depresión, como la constante comparación con las vidas “perfectas” que se ven en las redes sociales, que puede llevar a sentimientos de inferioridad y baja autoestima.
La interacción cara a cara es fundamental para desarrollar habilidades sociales. Los jóvenes adictos a los móviles pueden tener dificultades para saber mantener conversaciones reales y establecer conexiones genuinas.
El tiempo que se pasa con el móvil puede restarse al dedicado al estudio y otras actividades productivas, esto provoca un bajo rendimiento académico y problemas de concentración, uno de los últimos estudios a detallado que, de promedio algunos pasan más de seis horas al día con el móvil, superando las horas de clases, por ello es esencial educar a los jóvenes sobre los riesgos de esta adicción, con programas y campañas de concienciación, intentando inculcar hábitos de uso saludable, también proporcionar acceso a actividades recreativas como deporte, arte y música con intención de reducir su dependencia.
Lo mismo los padres que los centros educativos, deben de establecer restricciones y horarios para su uso y fomentar momentos de desconexión, como durante las comidas e incluso dentro de los colegios e institutos.
A su vez los adultos deben ser modelos a seguir en el uso responsable de la tecnología, ya que los jóvenes son más propensos a seguir los hábitos saludables si ven a sus padres y mentores con una práctica adecuada, porque la educación se enseña en casa, a los centros educativos se va a aprender, una de las asignaturas es la de “Educación en valores cívicos y éticos”, que viene a ser un refuerzo a la propia educación familiar.
También existen aplicaciones y funciones en los propios móviles que permiten monitorizar y limitar su tiempo de uso más consciente del dispositivo.
Aunque la tecnología ofrece innumerables beneficios, es fundamental utilizarla de manera equilibrada y consciente, con el único fin de no crear adicción.
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