Hoy, al encontrarme con un artículo de Umbral, he vuelto a recordar a los hermanos Pániker, intelectuales y escritores que hace unos lustros sonaron tanto por esta Iberia ancestral.
Salvador Pániker Alemany (1927-2017), Ramón Pániker (1918-2010) ambos filósofos y escritores y otras realidades más… ambos muy preocupados por la escritura, la filosofía, la religión, la espiritualidad. Ambos que pusieron importantes ideas en el ojo de la sociedad, que muchos miramos y remiramos, observándolas y estudiándolas y analizándolas y argumentándolas. Y, ya saben ustedes que todo argumento es a favor y a disfavor.
Porque nadie está, totalmente de acuerdo con sus propias ideas, éstas van evolucionando, menos van a estar totalmente de acuerdo con las de los demás. A veces, con sonrisa e ironía y sarcasmo, me digo a mi mismo, la mayoría de los que nos ocupamos de las ideas y conceptos, tenemos que aceptar las de la ciencia, porque no tenemos más remedio, porque si pudiésemos los contradeciríamos o no estaríamos de acuerdo, o, les pondríamos matices o diríamos algunas críticas… Pero la ciencia es la ciencia, al menos hasta ahora.
Me he encontrado con uno de los miles de artículos del maestro FU, Francisco Umbral, titulado Pániker, publicado en El País, el 14 de mayo de 1988 –todavía le quedaban casi dos décadas de seguir escribiendo hormigas de hileras de palabras-. Y, como he dicho me he/ha recordado, cuántos nombres del pasado fueron en mi presentes, de una manera o de otra, leyendo algunos de sus artículos, leyendo alguna de sus entrevistas, planteándome preguntas que ellos se hacían, pero como Jorge Manrique, los tiempos van pasando, los padres se van muriendo, no solo de Manrique sino de todos.
Las circunstancias personales van cambiando, los intereses y mil modos, y, parece como el Guadiana, los humanos y los nombres, también los de la cultura, aparecen y desaparecen. Durante un tiempo brillan como los cuásar, y, después se van apagando, y, quién sabe si vuelven a renacer y relucir. Es un problema de las Humanidades, cientos de miles de libros, dentro cientos de miles de tesis y argumentos, y, cientos de miles de libros, que a lo sumo duermen en los archivos y vientres de depósitos de bibliotecas, que solo miran y remiran, de vez en cuando, algún doctorando y algún despistado.
Esta es la realidad, los grandes que fueron, en un territorio cultural, la mayoría se van olvidando, esta es la realidad –con que nosotros, yo, y muchos como yo, que ni siquiera existimos como plumas culturales en vida, pues de momento, sabemos que el futuro de nuestros escritos es muy limitado, a no ser que las entidades públicas y privadas, quieran hacer, archivos documentales, de miles de autores y autoras, que somos considerados y, lo seremos posiblemente, de tercera y quinta fila, pero que quizás, podríamos tener alguna importancia, aunque sea pequeña a nivel local, provincial y regional de nuestros terruños-. Pero esto es otro cantar…
Recuerdo con sonrisa a los hermanos Pániker, intentando luchar con las ideas, y, que se entienda mejor el Oriente, que Oriente vuelva a Occidente, y, que Occidente a Oriente, que las letras se una y bese a la ciencia, y las ciencia a las letras, y, ambas a la espiritualidad y la religión, -no entremos ahora en el concepto de religión de ambos hermanos, juntos y separados…-.
A veces, pienso que los escritores, que todos los que se dedican a las Humanidades y humanidades –filosofía, artes, teologías-religiones, culturas no solo buscan conceptos e ideas, para explicar realidades externas, sino sobretodo realidades internas-. Las persona que se dedican a las humanidades, quieren poner orden y encontrar una cosmovisión, poner orden al caos interior, del individuo, de ellos mismos, de la sociedad, de la colectividad… Todo el pensamiento y mil otras actividades y realidades de la segunda mitad del siglo veinte, han estado condicionados por los acontecimientos de la segunda gran guerra mundial, igual que gran parte de la primera mitad del siglo veinte, estuvo afectada por la primera gran guerra…
No nos entendemos y no nos comprendemos, y disponemos de una serie de artilugios mentales, que llamamos saberes, para intentar poner orden. Cierto es que esos saberes no son iguales entre sí, pero todos saben los que son: Ciencias, Técnicas-tecnologías, Filosofía, Teologías-Religiones, Artes, Culturas en general… Y, con esos telescopios y microscopios intentamos entender y comprender algo del mundo. Algo de nosotros mismos y algo de los demás.
Creo que el saber de dentro de cien años, de final de siglo, de dentro de tres cuartos de siglo, será muy diferente, en muchos puntos. Y, los humanos de entonces, que ya tendrán o vivirán o convivirán con sistemas de inteligencia, que hoy denominamos artificiales, no sé como los denominarán ellos, tendrán cientos o miles de conceptos que serán diferentes a los de ahora, y, también algunos serán iguales. Y, por tanto tendrán otra visión de la realidad. De todas las realidades.
Se dice, que todo escritor o intelectual piensa para su tiempo y para el futuro. Pero debo confesar que no puedo imaginar, qué pensará alguien dentro de dos siglos, que tengo la convicción que si no nos extinguimos, ya vivirá en La Luna… Qué pensará un ser viviente o sintiente y sentiente, humano o robot, qué pensará dentro de dos siglos… No lo sé…
De ahí, porqué y por qué los intelectuales, que yo conocí algo de sus escritos, en sus entrevistas, en sus artículos o en sus libros, de hace cinco o cuatro o tres décadas, grandes cabezas de la filosofía y de la teología y de las artes y de la cultura y de la literatura y de la escritura y del pensamiento, hoy, sus estrellas y sus luces, salvo excepciones se van palideciendo y se van debilitando y se van enmudeciendo… Porque sus lugares los van ocupando otros y otras voces, que al final, les sucederá lo mismo, salvo excepciones. Solo diría, que si pueden lean y piensen algo de los hermanos Pánikker, y, también algo de Umbral… Paz y bien, paz y bien que tanto necesitamos…
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