El recuerdo de todos los que nos han precedido en este mundo al que no pedimos venir, ni exigimos no morir, es una obligación moral tenerles presentes, por lo que fueron, por lo que aportaron, por su bondad, por sus errores y, sobre todo, porque el misterio de la VIDA incluye el misterio de la MUERTE y en este último nos encontramos todos.
Amigos todos, a muchos de vosotros no pudimos conoceros ni despedir vuestro adiós, pero sabemos que fuisteis parte de este mundo y por tanto parte nuestra.
Pronto olvidamos... porque nuestro egoísmo ha ido durmiendo la memoria “universal”.
Las leyes inventadas por el hombre, dirigieron nuestras vidas y muchas de ellas restringieron nuestra libertad y ahora, irónicamente, la sociedad asigna el DOS DE NOVIEMBRE como vuestro día.
Deseamos olvidar los escrito por decreto y recordaros a TODOS como HERMANOS de los que aprendimos lo que somos y lo poco que duraremos.
Creemos que vuestra VIDA sigue bajo un estado de ESPERANZA y que vuestros restos desperdigados, desaparecidos o convertidos en polvo volverán llenos de ilusión, convertidos en nuevos seres generadores de NUEVA VIDA.
Queremos CREER, somos CRISTIANOS, JESÚS nos acompaña, MARÍA, su madre nos sostiene y nuestro querido Hermano Rafael, San Rafael Arnaiz, trapense, nos ayuda a borrar nuestros errores y por todo eso, hoy, EN VUESTRO DÍA, os abrazamos a todos de corazón.
También quiero enviar un pequeño recuerdo especial a mis padres, a mis hermanos, a los padres de mi esposa Amparo, a Aris, a Alfredo Colorado, a Francisco Gómez del Río, a Enrique García, a don Segundo, a Amador y a toda esa lista interminables de amigos, conocidos y alejados... ESTÁIS CON NOSOTROS TODOS LOS DÍAS. Volveremos a encontrarnos.
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