Las comparaciones pueden ser odiosas, en este caso aún más, ya que hemos llegado a pasar la línea roja. La línea roja de un gobierno que se está cebando contra su propia nación. Nación a la que está traicionando. Solamente hay que ver la tardanza en hacer sus deberes como gobernadores de una España que se estaba cebando con la comunidad valenciana con una Dana, donde las lluvias y todo tipo de inclemencia del tiempo ha prorrateado las ciudades levantinas.
Ayer hubo dos noticias, una relevantes, la visita de los reyes, la otra la decadencia de un traidor, la huida de Sánchez a la carrera. Nuestro rey ha demostrado en Paiporta, una serenidad y entereza muy grande, debido a una lluvia de barro a sus majestades, donde la peor parte se la ha llevado la reina. A doña Leticia, le han ensuciado la cara con barro. Un fango que uno ya está de vuelta, no me cabe duda que todo esto estaba posiblemente ensayado y maniobrado de antemano. Lo mismo que la llegada multitudinaria de jóvenes con la mayor intención de hacer el bien, no tuvieron ni la más mínima enseñanza de lo que tenían que hacer. Ni nadie que les instruyesen en su cometido.
La otra visita ha sido la del presidente del gobierno comunista social, huyendo de la situación en que se estaba produciendo con lanzamientos de objetos a las autoridades. Yo no me creo que Sánchez se fuera, como se ha dicho por un golpe en las espaldas, lo mismo que no comprendo cómo le dieron, al parecer, un porrazo en la espalda, cuando se montaba en el coche, delante de unos seis guardaespaldas.
La decadencia de un traidor, dejaba al rey sin escoltas han dejado a los monarcas solos, y por lo que se veía en la tele, solamente le asistían unos jóvenes hablando con el rey que, cuando terminó la charla, el monarca abrazó a los dos jovencitos, demostrado su valencia ante la multitud que había en el epicentro del pueblo de Paiporta. El ministro del interior, Marlaska no se le vio ni se le oyó decir nada. Posiblemente tendría cosas más urgentes e inaplazables que hacer. Incongruente, ¿verdad?
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