Los populares han propuesto, donde sea posible y sin imponerlo a los empresarios, reducir la jornada laboral a cuatro días a la semana. Como hemos podido apreciar, el mundo de la empresa no es muy partidario. Estamos ante el viejo problema de la productividad. En España las empresas son pequeñas y, en general, la inversión en equipos es escasa. Los recursos llegados de Europa a través de los Fondos Next Generation no están modificando la estructura productiva. De estas cosas es de las que convendría debatir en una conversación nacional entre las fuerzas políticas más constructivas.
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