La procesión del Cristo Moreno ya ha comenzado, pero en el 2024 lo ha hecho con cierto contenido politizado. La muchedumbre de files gritó corruptos a los miembros del poder legislativo y ejecutivo al pasar por el Congreso o por arterias del cercado. Lo fieles no quisieron que el anda entre al parlamento. Dina tuvo que cerrar la plaza mayor para que no le abucheen, pero las masas igual lo hicieron.
El cardenal Castillo quiso sintonizar con el sentimiento popular. Atacó a las organizaciones mafiosas antihumanas y a quienes son sus cómplices. Así quiso deslindarse de quienes hoy hacen o imponen leyes antipopulares.
Nuevamente el Gobierno quiso aprovecharse de la procesión de Santa Rosa y antes del desfile de fiestas patrias para darse un baño de popularidad y nuevamente termino concitando el repudio general.
Boluarte, quien se ha hecho milagros en su rostro con costosas cirugías faciales, no recie el milagro de la bendición de los peruanos de a pie.
Este rechazo a las autoridades en el país contrasta con las procesiones que se han dado en muchas partes del exterior. En Londres, como todos los años, estuve con mi comunidad peruana en la procesión al lado del único parque con alpacas en el centro capitalino. Peruanos de todas las creencias se juntaban fraternalmente junto con sus diplomáticos para celebrar su cultura, danzas, música y peruanidad. Todo lo contrario de lo que pasa en nuestra patria donde la población no puede aguantar a sus gobernantes, aunque sea en una festividad religiosa.
El repudio a un ejecutivo y legislativo que apenas cuenta con un 5% de respaldo en las encuestas viene incubando una explosión social. Lima recientemente ha sido paralizada completamente con dos paros de los gremios del transporte, mototaxis y mercados.
Este miércoles 23 se viene un paro nacional al cual se pliegan varios sindicatos, como la federación minera, y que va a desembocar en marchas donde van a salir Gamarra, Mesa Redonda y distintos centros comerciales.
La corruptocracia que controla los palacios de las plazas de armas y de la inquisición viene chocando con un pueblo cada vez más indignado. El único “milagro” que logrará sanear a nuestra sociedad descansa en las movilizaciones multitudinarias y en el despertar masivo popular a nivel nacional.
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